martes, 9 de junio de 2009

Mi silencio

Una vez, estando con la noche solitaria, observé a un gato caminar por mi calle con patas de almohadilla: era el mismísimo silencio. Otro día, al amanecer desperté cuando entraba algo de luz en mi habitación y también resultó ser el mismo silencio. En el rojo atardecer, mi mirada se suele perder en el horizonte y por un instante no recuerdo a nadie que me interrumpiera ni sonido que superara mi atención para llenar la inmensidad de ese silencio. En ocasiones espero la respuesta de alguien que tiene la verdad y aún así, nunca respondió por tener un pacto con el silencio. A veces, te escucho con muchísima atención y cuando das una opinión, ves que no te respondo porque sabes que desde ese silencio, yo te comprendo. Hoy por ejemplo, escuchaba un disco maravilloso que me hacía permanecer en la atención más absoluta; tal y como te escucho en el silencio de tus labios y... en el lenguaje de tu mirada.
Nuestro silencio da alegría, tristeza, suspense, miedo, deseos, desesperanza... tantas reacciones en el mundo interior como podamos imaginarnos en el ruido de las palabras y los hechos sonoros... tantas preguntas sin responder así como cuando en su compañía, nos toma de la mano para evocar lo que es, fué y será... A veces, nuestro interior bulle como abejas en una colmena y de nuestros labios, solo sale el silencio...

Dedicado a toda aquella persona que
desde su silencio,
dice quién es en verdad.
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Como caricia del viento,
mirando a traves de la luna y
con ojos de estrella,
escucha en el silencio mi voz que...
del otro lado del mar te susurra.

Erin Sunako: Tan bella como siempre...

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