miércoles, 12 de agosto de 2009

Un estado de lucidez especial

Una canción se escuchaba en la radio desde alguna emisora. La cantante poseía una voz rota, grave y tierna a la vez, con un tono macerado por los años y la experiencia tal y como se madura un sentimiento con el paso del tiempo; voz domada con nobleza después de tener tantos tropiezos y de querer seguir viviendo al cabo de tanto vivir... Alberto entró en un estado de iluminación y deseaba escuchar aquella cantante infinitamente pues descubrió en esa mujer algo verdaderamente genuino que el también llevaba. Se había identificado con aquella voz nada más escucharla y en su entonación, se intuía un alma tan gastada como unos zapatos viejos que han sido muy domados al caminar. Era curioso desear la vida con tanto ímpetu después de tener tantas caigas pues lo corriente es claudicar y rendirse. Aquella cantante ponía el alma en cada palabra así como lo hace un poeta en sus versos. Era la una de la madrugada de un 14 del mes de abril y Morfeo quiso que Alberto disfrutara de aquella canción con la claridad y la lucidez de cuando se resuelven los problemas en momentos en donde el sueño y la claridad de las ideas, hacen las paces. Terminó la canción y Alberto abrió los ojos con una sonrisa. ¿Cómo es que no conocía a aquella mujer?...No tenía perdón del cielo...


Dedicado a Chavela Vargas.

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