miércoles, 6 de enero de 2010

4 La mujer más bella del mundo

Los rayos del sol se reflejaban en toda la calle como en un vidrio. La lluvia se convirtió en un espejo cegador capaz de herir los ojos de la mujer más bella del mundo. La temperatura subía y subía como la de cada corazón que la observaba. No había nada más atrayente en el pueblo que la belleza de aquella mujer. Sólo aquel sol insolente se atrevía a mirarla cara a cara, y Lázaro: el borracho más borracho del pueblo. Lázaro era el apodo de ese personaje local que se hizo viejo queriéndola. Era un hombre bajito que nunca discutía, trabajador en lo que surgía, de pocas palabras y manos ásperas de jornalero. Pero su mirada siempre era cálida, hasta en los peores lugares.
A pesar de los años, la mujer más bella del mundo seguía siendo bella. Un buen día apareció por el pueblo con el mismo misterio con que había desaparecido. Nadie pasó por alto su presencia y los corazones cambiaron como el mal tiempo en primavera. Hubo celos, envidias, mal de amores secretos, criticas despectivas, suicidios por desamor y algún que otro asesinato no aclarado. La mujer más bella del mundo hacía temer a unos que les pasara lo peor y a otros ser hechizados, si es que ya no lo estaban. Muchas mujeres la imitaban y otras la odiaban deseándole la misma suerte que a los que ella hizo desgraciados. La mujer más bella del mundo siempre estaba sola. Nunca se la vio con desconocidos y despreciaba las miradas de todo aquel que buscaba su calor. Su pasado nunca estuvo claro. Decían que tenía nombre americano... algo así como Mary y que tenía el amor eterno de un tal Paul. Nada estaba claro. En torno a ella se crearon las más disparatadas historias que, aun no siendo verdaderas, daban por cierto que su pasado misterioso era más negro que sus medias.
Lázaro, no tuvo el más mínimo roce con ella, el hombre se conformó con unas cuantas miradas tiernas que le hablaron de lo desgraciados que eran los dos. Sólo eso le bastó a Lázaro para seguir viviendo y bebiendo.
La mujer más bella del mundo era una borrasca de nieve en pleno verano, viento del desierto en Navidad, placer en una pesadilla, desamor en el amor, otoño en primavera, sequía en unos ojos dispuestos a llorar, sed en un manantial de aguas potables...hambre y desnutrición en el comedor de un restaurante. La mujer más hermosa del mundo era poco predecible, al igual que la idea del artista antes de pintar un cuadro abstracto.
Un día la mujer más bella del mundo desapareció de este pueblo, de la misma manera que dice adiós la noche al día. Hoy, después de tanto tiempo su memoria nos la trae Lázaro que borracho recorre la calle buscando a Mary.

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