sábado, 2 de octubre de 2010

El cliente

No se demoró la respuesta de aquel desconocido. La soledad del cuarto se hacía cada vez más patente y el tiempo, se quedaba pegado en los dedos y el teclado. Aquellas palabras eran para ella un mensaje que esperaba sin esperar, magia que atravesaba el ordenador traspasando la mirada gemela a la voz de su pensamiento. Esa voz pudo haber sido un grito oscuro y a la vez profundidad en su ser donde, lo más deseado de este mundo, rompe fronteras que atravesaban las llemas de sus dedos al responder. Sus palabras eran gritos en mitad de la noche y la mirada, se hacía cada vez más cristalina. Quizás esa voz pudo ser un grito pidiendo auxilio como cada alma que busca calmar su sed; un solitario en busca de una linterna que ilumina el camino de su corazón necesitado.
Así era Sara. Una mujer completamente apasionada donde la pantalla del ordenador era su fuente de trabajo.
Ya era de madrugada y para ella esa noche había sido un auténtico infierno. La continuidad de sus palabras a veces la embargaban buscando la frase más acertada. El hilo de su pensamiento corría como las horas en el tic tac del reloj pero, aquella noche, encontró a un desconocido diferente del resto. ¿Quién era?. Todo parecía misterioso y a la vez atrayente como el chat. Las palabras sin rostro daban algo de miedo. Los desconocidos impregnaban el ambiente en busca de un deseo con valor monetario y sólo aquellas palabras fueron capaces de entrar y entrar aun más en su corazón.
Eran las cinco y media de la mañana y el cansancio se acrecentaba. Desde su ventana se escuchaba la radio del vecino que decía al compás de un violín: ..." No conozco tu rostro ni tu nombre...ignoro donde vives y lo que amas..." Para ella fue el principio de un cuento; de ese cuento que le recordaba que debía ponerle fin, mas no podía hacerlo. ¿Que esperanza tenía una mujer que atraía a los hombres por medio de aquella pantalla?- se dijo para sus adentros-. No tenía dudas de que aquel monitor le diera tanta vida y amarguras; tanta satisfacción y a la vez desdichas. Supongo que para ella era necesario y un motivo para atender cada noche las peticiones de sus clientes pero...aquellas palabras que escuchó eran algo desconcertantes. Esa forma de escribir con ese tono sensual y cálido le hizo estallar en un nerviosismo que estremecía su cuerpo: Fue la primera vez en mucho tiempo que Sara se paralizó.
-- No, no puede ser -- ( se dijo).
Se dirigió a la ventana completamente asustada. Miró hacía la frente envuelta en el deseo más carnal y observó que el edificio estaba oscuro. Ni una luz encendida, ningún alma viviente por la calle...ni los gorriones que de madrugada se escuchan y te despiertan. La ciudad se hallaba durmiendo y en el ordenador, aquellas palabras volvían a aparecer en el más absoluto silencio: La llamaban.
---Bueno, serán tonterías mías pero voy a salir de la duda---dedujo.
Volvió a sentarse y tecleó "¿BUSCAS UNA NOCHE ARDIENTE?". Así es como Sara se identificaba para llamar a un nuevo cliente. Durante cinco minutos se quedó embobada y temerosa de que aquellas palabras le robaran el corazón de un solo golpe. Quizás había sido un poco vulgar al responder así, pero era su trabajo y el pan de sus dos hijos. La voz no tardó en responder y le dijo: "SÓLO BUSCO A AQUELLA CHIQUILLA QUE UN DÍA ME QUISO Y QUE A PESAR DE LA DISTANCIA, AÚN LA RECUERDO. A PESAR DE TU PROFESIÓN, SABEMOS LOS DOS QUE NO NOS OLVIDAMOS Y TÚ, AÚN SIN SABER QUE ESTA NOCHE TE VISITÉ, VOLVISTE A RECORDARME. PODRAS VENDER TU CUERPO PERO LO QUE AÚN GUARDAS PARA TÍ JAMÁS LO VENDISTE A NADIE: YO, SIGO ESTANDO EN TÍ." Durante cinco minutos se quedo embobada y casi llorando. Respondió llamándolo por su nombre --!!!JUAN!!! !!!JUAN!!!-- pero aquel Nick ya no estaba al otro lado del canal y ella, apagó el ordenador completamente deshecha en lágrimas.


Por Bambú y Buscador.

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