sábado, 12 de noviembre de 2011

El loco

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Como hielo de silencio, la noche era fría. Una luna blanca flotaba en la más completa soledad y  por la calle, sólo circulaban vientos viajeros que venían del norte. A veces le angustiaban los momentos rodeados de la nada más absoluta porque carecía de unas defensas para enfrentarse con una enfermedad que poco a poco lo minaba.  El corazón era un hervidero de pensamientos ruidosos que iban y venían de lo más profundo; cargados de infinitos pesares que le gritaban con mil voces diferentes a la vez. Los miedos a tantísimas cosas no tenían por qué ser reales pues su imaginación se disparaba a mil por hora creándole una tensión insoportable. Sentía no ser dueño de sus actos ni de su pensamiento y cuando eso le ocurría, sólo era cuestión de esperar a que pasara ese estado como termina un simple dolor de cabeza. Las crisis eran cada vez más frecuentes y severas. El mundo se cerraba a cal y canto produciéndole unas limitaciones que eran fruto de una enfermedad mental que le ganaba terreno; donde nadie le comprendería su estado tan sólo para que la gente se burlara de él. Se sentía incapaz de  pedir ayuda debido a muchos complejos y un gran sentido del ridículo...La vida consistía en aguantar el chaparrón de infinitos pensamientos tormentosos y de disimular una lucha titánica con la nada más aterradora...

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