viernes, 26 de septiembre de 2014

Mi niñez

                                                                             

Aquellos eran días enormemente largos. De madrugar para irse a la escuela y conocer a gente nueva pero sobre todo, a aquellos chicos que venían de aldeas y cortijos... De Zambra, de Las Piedras y Palomares, del Poblado del Pantano, de La Hoz; aquellos niños sí que tenían que madrugar, y mucho. Todavía hacía calor en la clase y se perfumaba con el perfume de nuestro perfume. Mi madre me hizo un macuto en su máquina de coser que ahora queda ridículo...y son tantas las cosas que recuerdo, que aquel perfume no se me olvida.
Recuerdo a cada maestro que tuve y también de las cosas que por sentirlas de aquella manera, son especiales para mi...Con la recogiada de la aceituna muchos compañeros se perdían por una temporada. Llegaba la recogiada del algodón y ellos mismos nos contaban, aquellos tremendos dolores de espalda que suponía ser jornalero. El clima cambiaba con el cambio de estación y mi ánimo también. Los días se me hacían densos como si lo cotidiano costara trabajo por volverse todo a la rutina...Aparecían juegos de chanfletas y de cartas; de cromos con futbolistas y dibujos animados. Las regañinas de mis padres se hacían para que estudiara en su afán por sacar una carrera...y recuerdo a mi primer amor con seis años por recordarla todavía...De todo lo dicho y contado, se quedan muchas cosas en el tintero mas he de reconocer que parte de mi felicidad se debe a aquellos tiempos. Cada persona tiene su pasado y cada niño de cada rincón de este mundo, dará cuenta de él cuando se haga mayor...
 






1 comentario:

P MPilaR dijo...

...*y ay, que hay demasiados sin siquiera eso: pasado (por presente)*

me ha encantado este relato íntimo


saludos