miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cuento de Navidad






Justo en la herrumbre, los corazones se cansan de esperar. Pasan los años oxidados sin resultado por vivir mejor; sin un futuro made in Hollywood...


En esta acera, bajo un techo de un centro comercial vivimos yo y mis perros...La gente pasa silenciosa y algún caminante me mira a los ojos, pero siempre con ojos de silencio. A veces depositan alguna moneda en mi cesto y yo lo agradezco más que por la cantidad, con el corazón. Tengo mucho tiempo para pensar. Me sé de memoria cosas que te parecen insignificantes pero que a mí me llaman la atención. La ciudad desfila ante mi mirada como un pase de modelos. Hay una mujer que lleva los ojos enpañados en lágrimas y que camina con paso ligero. Hay un niño que me sonríe cuando va a la escuela y no aparta la mirada. Hay un señor cojo que me dá pena....y mujeres y hombres que no sé sus destinos pero que nos citamos a ciertas horas del día.
Esta mañana, el centro se está poblando con alumbrado de Navidad. Los trabajadores no me querían interrumpir y yo me he ofrecido para ayudarles porque eran simpáticos. He recordado mis años de trabajador y se lo he confesado a Juán, un electricista que se ha hecho amigo. La mañana ha pasado volando y hasta me han invitado a una cerveza y un bocadillo...Se han interesado por mi pasado y cómo he venido a ser un vagabundo. Les digo que soy pintor de profesión y padre de dos hijos. Mi mujer es costurera y nos hemos separado. Poco a poco y muchas veces por el destino o mi mala cabeza, me veo en el centro de Córdoba pidiendo...

Ahora llega la noche. De algunos comercios se escuchan los villancicos. Llega a mi morada Francisco, un esquizofrénico con alguna botella de vino que nos despachamos a gusto...Pero mi oído se va detrás de los villancicos y me emocionan los recuerdos...
Alzo la mirada la cielo y puedo ver con claridad una tremenda estrella fugaz que cae al centro de la tierra y, le pido un deseo. Lloro. Francisco está alegre porque le dan comida y hasta medicación y me dice..." La enfermedad son cosas de Dios. Los enfermos tenemos una sensibilidad especial y yo, te siento a tí...Amigo mío la Navidad se despierta a mi corazón y esa estrella te ha emocionado. Nunca olvides una cosa y sobre todo en Navidad y es que, toda esa gente que desfila, tiene su corazón y los dos estamos en su recuerdo...Ama  a Diós sobre todas las cosas porque cuando el nos llevé, nacerá la dicha de haber nacido con más o menos fortuna pero, somos testigos del milagro de vivir con nuestros sentimientos..."
Francisco se queda dormido en mi hombro y ronca. Nunca me dijo que pasaba las noches a mi lado para acompañarme, pudiendo dormir en un albergue para enfermos mentales...

Buscador.




7 comentarios:

mmhr dijo...

Un cuento muy real. Nuestras ciudades están cada vez más pobladas de personas que no tienen una vivienda. Gracias. Un abrazo. Mercedes.

Buscador dijo...

Gracias Mercedes.

maduixeta dijo...

Hoy estoy de un sensible subido..... me has hecho llorar ante una historia tan triste.
Llega la Navida, para algunos alegre y feliz, para otros triste y deprimente.
Gracias por tus letras, siempre cargadas de reflexión.

un abrazo

maduixeta dijo...

perdón la Navidad

Anónimo dijo...

Se escuchan las campanitas, los villancicos, se ven las luces, se acercan las fechas...
Y toca, aunque no por única temporada, reflexionar un poquín y agradecer por lo que sí tenemos...

Buenas noches (o días, ya, para ti), Buscador :)

..NaNy.. dijo...

Hola paso de visita por tu blog me gusta lo que escribes es precioso y tan real como la vida. Saludos

Buscador dijo...

Hola Nicky y Nany. Encantado de vuestras visitas y vuestra atención.

Dos besos gemelos.