Imagino que más de uno de nosotros recibió un flechazo alguna vez y, que fuimos correspondidos. Alguien sin nombre nos robó el corazón para la eternidad; justo cuando nos tropezanos con esa persona...A mi me sucedió en una excursión de instituto a Andorra. Nuestros autobuses se cruzaron casi rozándose con nuestras miradas y nos saludamos.
Era preciosa que sin apartarnos de la mirada, quizás ella aún me recuerde.
2 comentarios:
Afortunados, vosotros. Si hubierais coincidido al bajar del autobús, si hubierais multiplicado por un millón vuestras miradas, ahora también os recordaríais. Desde los juzgados del desamor, probablemente.
Esos amores de trenes fugaces resultan, y a cierta alturas es casi una certeza, los únicos verdaderos.
Por cierto, en la época del Patxi, yo viajaba también en la línea 4 del metro. Creo que también conocí a María.
Abrazos, siempre
Un instante,
una mirada,
un mundo,
una vida....
un precioso instante.
una lluvia de besos
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