martes, 8 de septiembre de 2015


Doy un paseo y me abandono para disfrutar del pensar agradable; con la sensibilidad de percibir todo lo que me rodea, mezclando una maraña de verdades y mentiras com si se escribiera en ese momento un cuento hecho para reconciliar el sueño...No hace falta irse muy lejos ni buscar cosas imposibles que lo provoquen, tan sólo dejarse llevar por esa magia que es el sentir de la sencillez, de imaginar realidades hechas a mi antojo como quién busca el descanso con los ojos cerrados... Disfruto de las cosas que me cuento en una mezcolanza de recuerdos y realidades cuyas sensaciones están fuera de contar a nadie tal intimidad...
Aprender a evadirse es un paso a la felicidad. No hacen falta drogas. El sentimiento agradable me fluye y los recuerdos, el camino que piso, los arboles, la brisa agradable, el vuelo de los pájaros, el manantial de agua que fluye en la tierra y la música en su conjunto, ahuyenta lo cotidiano de lo que tantísima gente huímos. Sin duda nuestro corazón es el portador de la felicidad. Cuando el corazón mande en todo momento, la vida tomará un giro. Sin duda habrá injusticias, pero menos...








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