sábado, 31 de octubre de 2015

La primavera de la muerte


Esta mañana hice turismo por mi cementerio. Había gentes que lloraban a sus ausentes, gentes que paseaban curiosos de las inscripciones y mucha soledad; fría soledad ausente de vida porque allí no quedan ni recuerdos ni restos de vida cuando la gente ya se va...
Hace años yo llegaba tarde del trabajo,bastante tarde...Encargaba un bocadillo y subía con mi coche a comérmelo en el cementerio que por cierto, tiene mi pueblo unas vistas maravillosas. Lo hacía cada viernes hasta que un día, subiendo la cuesta que me lleva a él, un miedo se acrecentaba en mi corazón tan frío como el marmol. Os aseguro que no hay persona en este mundo capaz de resistir ese miedo tan frío y despiadado. Desde entonces no volvi al cementerio para comerme un bocadillo por la noche.
Sin embargo, fuera de miedos, la muerte no es el fin absoluto, ni siquiera motivo de dolor para las personas cercanas al difunto. Con Fé ciega sé que Dios existe por motivos de mi existencia y que Dios, es alegría. Me da miedo el dolor, le enfermedad y la gente que siento por sus desgracias pero la muerte en sí, NO, JAMÁS porque Dios es alegría.


2 comentarios:

Marina Filgueira dijo...

¡Hola Chico!!!

Gracias por este comentario digno de unas visitas que no veo. Y es que hay personas que le dan importancia a cosas que no la tienen realmente.

Todo lo que aquí escribe es una realidad. Pero no lleves el bocadillo... A un lugar tan desabrido.

Un abrazo y mil gracias.

maduixeta dijo...

Me gustaria tener tu seguridad y tu poco miedo.....

una lluvia de besos