lunes, 15 de agosto de 2016

El peso de los pesares



Con los años cumplidos la vida sigue como si fuera una película y la película nos la montamos nosotros.  Nuestra memoria es un cocktail de sentimientos, realidades, todo lo que no sucedió, todo lo que se perdió y lo que nos inventamos muchas veces...

La vida en sí forma un engranaje muy peculiar plagado de protagonistas y sucesos que nos dejan huella; una huella con un peso insoportable que quizá, nos acompañe hasta la muerte. Con frecuencia nos asaltan cosas que están sin resolver con poca solución que nos dan una inquietud pasajera.  Las personas tenemos lagunas cuyo recuerdo es como una pesadilla que aun estando despiertos, existe ese momento también para el desasosiego. Asimilar con atino nuestra existencia para evitar lo que ya no es evitable, es algo que ya no tiene solución. Intentamos mejorar de corazón y hasta lo podemos hacer pero aquella herida, es difícil de borrar...

Con el tiempo y la voluntad de ser mejor persona, recojo su fruto pero, no me perdono cosas y ni tampoco perdono motivos. Dicen que el peor jefe para una persona es uno mismo pero no estoy capacitado para poner solución a lo que ya se escapa de mis manos. Tender la mano al corazón es dar un paso muy importante pero aquel tiempo de años locos me es imperdonable...

La vida dice algo así como: "Cada locura es un pecado" y es absolutamente cierto.



3 comentarios:

Sara O. Durán dijo...

No podemos modificar lo ya hecho, lo ya pasado. Allí quedan muchos errores que cometimos, pero hay que trabajar profundo para poder perdonarlo. Tampoco se puede ser tan severo con uno mismo. Eso puede hacernos enfermar. Con no cometer los mismos errores, se puede subsanar lo ya hecho, en el interior. No sufras. Hay mucho lindo por hacer y por vivir.
Un abrazo.

Patricia dijo...

Somos, sin duda, nuestros peores jueces...pero a veces las cosas se nos escapan de las manos y también muchas veces no esta en nuestras manos la solución... tarea difícil entenderlo pero sino lo hacemos la nostalgia nos invade y nos detiene...
Cariños...

Sara O. Durán dijo...

¡GRACIAS!!! Eres sol.