domingo, 17 de junio de 2018

Se equivocaba



 
 
 
 



 Aquello era una condena. Pasaban los dias perdidos sin comprender nada de nada; con pensamientos que se daban la mano los unos a los otros en pleno sentimiento pero, estaba perdido sin comprender nada ¿dónde estaba la verdad?...Existía lo superficial y lo profundo, la certeza y la mentira, la vida en la frontera que como dice una canción: "No espera"....
Existían momento lúcidos y brillantes pero no se podían atar; desaparecían nada mas saborearlos muy allá en las profundidades de su mente y de seguido, volvía la mentira. Le aseguraban que los sentimientos podían dominarse; que existía una voz original de cada cual y existía también la quietud inamovible donde todo tu pensar está bajo control...
Los complejos le apuraban, la envidia a otras personas le corroía el alma, el odio, la frustración etc etc etc, todo menos el campaba a sus anchas por la ciudad de su cabeza. Gritaba y lloraba devanándose los sesos en tan tremenda empresa; en esa guerra interna para vivir con dicha según cantaban los felices..
Se emborrachaba, se drogaba en la búsqueda de la verdad porque el sentimiento lo llevaba a estancias secretas del corazón. De vez en cuando también se enamoraba para volverse a equivocar con la que creía la mujer de su vida...y pasaban los años, se hacía mayor vestido de traje gris hasta que no pudo más y la locura le visitó.
Los sueños surrealistas consistían en su vivir diario. Hablaba disparates mezclados de sentimientos profundos como el dolor, escuchaba voces y vía alucinaciones con paranoias que no le dejaban vivir ni dormir...
Alguna ambulancia lo recogió borracho en la calle y un médico le diagnosticó. Pasaron muchos años cuando la mejoría caminaba a paso lento. Miles de lunas y miles de soles lo observaban en días que pasaban sin pena ni gloria pero tenía memoria y entendimiento de su caminar equivocado.
Siendo un anciano cruzó la frontera y llegó a dominarse. Reconoció su voz ausente de palabra. Con su tremenda imaginación todo se aplicaba a lo real. Sus sentimientos consistían en ser fiel secreto con dueño y el dueño era el mismo. Apareció la seguridad, la confianza, la sensibilidad y la inteligencia emocinal para convertirlo en alguien poderoso en aquella alturas de la vejez. Una ventana se abrió donde parecía el final del fondo y allí lo esperaba la sabiduría, la sencillez, el amor, la libertad...
Antes de morir alzó su mano al cielo porque Dios vino a su encuentro y en menos de un minuto, dejo pacíficamente de respirar....
Fin.





2 comentarios:

Susana dijo...

Al menos llegō a tiempo. Un beso

Los Inviernos de Laura dijo...

Qué hermoso relato!
Saludos!!