lunes, 14 de enero de 2019

El peligro




 



Nacemos libres y con una identidad que con el tiempo se hace palabra de verdad. Muchas veces al madurar nos perdemos en entresijos extraños que la vida nos ofrece como si fuera un manjar. Toda persona tiene su condición en el corazón porque en el está la verdad. Pero la razón es traviesa cuando muchas veces nos engañamos en falsas quimeras así como poner nuestro corazón en alguien del que ya no nos queremos acordar. La belleza de la vida no empuja y al final, deduzco que todas nuestras caidas y todas nuestras victorias nos sirven para dar un paso más; nada es desechable...Aprender a profundizar y hallar es una aventura muy particular, casi de manos de relojero a veces y otras, soy impulsivo por venir de la pasión o valiente sin saber qué sucederá. Pero nuestro corazón nos aguarda fiel a nosotros y nosotros nos debemos a él...Es muy simple lo más marivilloso que esconde, ligero de equipaje y humilde por venir del amor. Nuestra libertad es un pacto con nuestro corazón para no defraudar a nadie ni a nosotros. Encontrar un amor sería maravilloso pero esa persona debe de tener la lección aprendida para vivir. La época de verlo todo rosa es maravillosa pero al final queda la pareja y su vivir diario. Muchos dicen que el amor se terminó y rompen una relación cuya base es dudosa desde un principio. Apostar es una aventura sin duda pero madurar en tu libertad o la mía se antepone a todas las cosas que lleva el amor. La complicidad ha de ser ante todo una amistad y una confianza cosa que parece lejana. Aún me resisto a olvidar cuando el miedo de elegir, esconde una equivocación enorme.



7 comentarios:

Campirela_ dijo...

Me gusta lo que nos has dejado sobre todo la palabra complicidad es muy importante en todas las relaciones de la vida que halla esa complicidad ..
Un saludo y feliz semana.

Mujer Virtual dijo...

Un amor maduro y dentro de esa madurez fluye libre la complicidad, la confianza, la amistad, la aventura, por supuesto y un sin fin de cosas que nos complementan en un todo.
Y sobre todo, cuidar del otro, que estás tú dentro y cuidar de ti, que el otro está dentro.

Besos, Buscador

dijo...

Muy buena reflexión!!
Pero al amor no hay que temerle.Cuando es real,se respira,se escucha ,se siente..
Pero sobre todo la libertad ,como apuntas,que no sea por amor una cadena que nos ate al otro.
Besucos

Sandra Figueroa dijo...

Buen texto reflexivo .... Saludos..siempre un gusto leerte.

Susana dijo...

El amor es muy complejo. Un beso

Ángeles dijo...

Es cierto Buscador, todos nacemos desnudos, de ropa y de sentimientos o emociones, vamos creciendo y vamos adquiriendo experiencias, unas veces buenas y otras menos buenas, porque así es el crisol que llena el libro de nuestra vida. Con los años, vamos viviendo, buscando y aprendiendo aquello que nos llena de felicidad. Para cada persona, serán distintoa los valores que buscan, y lo que quieren conseguir.
Lo que sí le puedo afirmar, es que en nuestra alma se encuentra la llave de lo que nos hará feliz y algo universal para todos los hombres es LA BUSQUEDA DE SU FELICIDAD y cada uno lo hace con diferentes actos.

NADIE ES MÁS QUE NADIE, desde el rey más prepotente al humilde hombre que pide limosna para vivir, muchas veces este último es más feliz, porque tiene su libertad y sus alas para volar... y el rey, está atado a obligaciones que odia y no puede eludir.
EL VERDADERO AMOR, no da miedo, cuando llega, se sienten estrellas en el alma y por él damos hasta nuestra propia vida.
Sea muy feliz Buscador, desde su silencio o su bullicio, lleva usted en el alma la luz que se hace resplandor, cuando escuchamos a nuestro maestro interior que es nuestro propio yo perfecto y libre.

Mi abrazo con cariño.

Albada Dos dijo...

Tus reflexione en voz alta no tiene desperdicio. Coincido casi siempre con ellas, porque el tiempo nos enseña a ponderar en la justa medida los precios de la libertad, y de la toma de decisiones. Eso de ser reincidente en errar, también es aprendizaje, así que todo sirve paraa seguir y seguir aprendiendo y creciendo.

Un abrazo cómplice.