martes, 30 de abril de 2019

La Opera del silbido perdido




El teatro se adornaba de gentes venidas de todas partes. La elegancia, el perfume, la promesa de que aquella noche de estreno sería todo un exito...

Nada más entrar, a pocos pasos de mi, me vino un perfume de mujer; el mismo de aquel día en que la conocí. Su vestido era de lentejuelas y le llegaba a la cintura la desnudez de su espalda. Justo en el centro, un lunar familiar al que yo besé de eso hace ya tánto tiempo...El cuello lo llevaba adornado con plumas; el mismo que besé hacía ya decadas. Pero, no pude ver su rostro por mas que lo intenté. ¿Sería ella? o quizá el anhelo de un pasado...no lo sé...

Ella se fué al patio de butacas y yo al gallinero como se dice en mi tierra. La acompañaba un señor con sombrero de copa que cuando se lo quitó estaba mas calvo que yo y ella seguía sin mostrar su rostro aunque los ademanes de las manos y la cara, los gestos de la cabeza, la forma de sus manos y su cuello, todo me decía que era ella. Mi corazón se disparaba con las imágenes del pasado; cuando ella estaba desnuda justo a mi lado en aquella casa vacía en la que juramos amor eterno.

Mi compañera se daba cuenta de que nada más comenzada la Opera no le prestaba atención a la escena sino a alguien que yo sin duda conocía pero, necesitaba urgentemente ver su cara porque todos mis sueños después de tantos años velaban mi amor por ella. Le hacían gracia muchas cosas que le contaba y cosas que hacía para divertirla como cuando silbaba en el pueblo a las mozas para que ella se riera; me pedía una y otra vez aquel silbido porque se mondaba de risa...

Casi terminaba el penúltimo acto en la Opera de Viena. Imagínense ustedes donde puse la mirada en aquel cuello de plumas, el lunar de la espalda y aquellos gestos que me encendían como el lucero del alba cuando nos visitaba desnudos en aquella casa olvidada. Mi compañera sabía que algo me sucedía con el patio de butacas pues en las escenas mas románticas ella me tomaba de la mano sin yo reccionar. Necesitaba urgentemente saber quién era aquella dama que la acompañaba un calvo con sombrero de copa...

Sé que está mal lo que hice, lo confieso pero gracias a mi osadía, ahora escribo este relato mientras estoy a punto de hacer el amor en esta habitación de hotel...

Nada más terminar el tercer acto, todo estaba en suspense debido a lo trágico de la escena y yo, como en un arrojo, lancé al viento el silbido que le hacía a las mozas del pueblo. Ya ven ustedes, en la Opera de Viena. Todo el mundo miró hacia arriba y ella, pasados unos segundos, silvó como yo la enseñé.

Mi compañera me abandonó aquella noche y su compañero también. Han pasado apenas tres horas de lo sucedido pero nos hemos reconocido gracias a un silvido; la mejor melodía de dos enamorados en la ciudad de Viena...




martes, 23 de abril de 2019

Una melodía que se hace palabra







 Si el ser amado llegara a sentir lo que tú sientes, debes de saber que todas las palabras sobran pues el amor, carece palabra. Miles de recobecos pulularían en su corazón al reconocerte... y si tú supieras lo que él siente por tí, quiza te quedarías sin la palabra al reconocer en su corazón, el idioma de tu corazón...





lunes, 22 de abril de 2019



A ese no se qué
por despetar la vida
...y caer rendido
y sin remisión
cuando el amor
se manifiesta en arte
y el arte,
eres TÚ ...



domingo, 21 de abril de 2019

Un sentir para cada cual






...y transcurre el mes de abril...y caminamos con la magia del cambio de lo que quizá no suceda; de aquello que ronda nuestro pensar tal cual si todo fuera cierto y con mesura...y los corazones se alborotan, los amores crecen en su mal razón y fuera de lugar... a estos mediados de este abril, la vida fluye en una dirección u otra; con plena ebullición pues la razón es desvarío de los sueños y los sueños, sueños son...

 

lunes, 15 de abril de 2019

Cuando pierdo el equilibrio








 Es terrible la incertidumbre y la espera de algo que no llega. Flotar en pensamientos sin asirse a nada, caminar por un mundo en ebullición del que me desespero por esperar un final. Miles de conjeturas me asaltan sin un atino o atisbo de verdad. Puedo caer en arenas movedizas que me engullen hacia algo oscuro y denso y mi silencio, causa desasosiego. Estoy solo y sin ayuda de nadie; en una lucha de gigantes que me hace caminar por la cuerda floja de la cordura...o de la locura...Pendiente de una balanza cuyo fiel va de un lado para otro sin hallar el equilibrio; con esta desazón vista como espectador y protagonista de una película de suspense por  no saber qué pasará...



domingo, 14 de abril de 2019

El aniversario de lo que jamás sucedió







La conocí hace muchos años y en mi corazón se quedó. Camina a mi lado sin hacer ruido; silenciosa como el oxígeno que respiro, silenciosa como mi pensamiento...Pasea conmigo por la ciudad, nos detenemos a tomar un café o sonríe cuando yo sonrío. La imagino de mil maneras diferentes; adivinando gestos y pareceres cada vez que recurro a ella. Hace muchos años desde que la conocí. Mi cabeza se pobló de canas, tengo unos kilos de más pero, el corazón intacto desde aquel día.

Me lleno de mis silencios cuando estoy solo. Me pregunto qué estará haciendo ahora, si me recuerda o se olvidó de aquel día en que nos conocimos. Siempre fiel he sido a mi corazón...A veces me emociono con la timidez de que nadie me vea y pasan los días con ella en mi interior; en la intimidad de lo que nunca sucedió pues quizá estoy loco y ella lo sabe...De un vuelo, la recorro de arriba a bajo, la veo tal como si fuera aquel día pero, hace ya ¡¡tanto tiempo!! que estará cambiada sin duda; que abrá besado otros labios y lo más seguro, también enamorado...Pero como una melodía vuelve a mi pensar con los pasos perdidos que son los mejor encontrados y no miento si digo que estoy algo cansado y no miento si digo que no hubo nadie más desde aquel día donde las golondrínas de un viernes santo, le quitaron las espinas a Cristo y las pusieron en mi espera...





sábado, 13 de abril de 2019

El beso







Sentía que el corazón me iba a estallar conforme pasaban los segundos; como si el aire y la vida se me fueran. Fue mi primer beso. Sus labios tenían la suavidad del terciopelo y rozar su lengua era como sentirme amada en primera fila. Nunca pude imaginar el beso como es en realidad...me transportaba al cielo con los pies en la tierra. Mis labios temblaban en un juego de caricias y nuestras manos se entrelazaban al compás de dos enamorados. Siempre había soñado con el primer beso; imaginarme ser la princesa que duerme y es despertada con un dulce beso. Después de ese beso, solo sé que mi experiencia rebasó los límites de la fantasía y ni la bella durmiente habría sentido jamás como se agolpaba en mi corazón tal manantial de sensaciones.

Erin Sunako y Buscador



domingo, 7 de abril de 2019

El silencio de recibir





Caminaba hoy bajo la lluvia: perdido en mi profundidad. Tantas veces en busca y al encuentro, tanto camino recorrido para hallar lo simple...Cae agua sin cesar agujereando mi ropa, agujereando mi piel. Miro al cielo de mi corazón cuando resulta ser la profundidad que me espera y , entro en mi silencio ausente de palabras ni nada que me distraiga; afreciéndome a cualquier cambio o hecho que venga del creador. No hay miedo, no hay preocupación, no hay nada que me distraiga tan sólo recibir sin condiciones y...entonces sucede el milagro; lo que tanto he buscado arrancádome de la rutina para vivir en comunión con mi pensar y mi alma...

La lluvia sigue taladrando mi seguridad recién estrenada con el cielo nublado y una luz que emana de mi inerior. Nada hay en mí, algo que sea superior, nada que temer cuando abro mi corazón a lo que pueda recibir del creador, ninguna palabra que enturbie porque de este silencio, hay una seguridad que no me deja...antes fue pequeña, simple y ahora, enorme en mis posibilidades.





miércoles, 3 de abril de 2019

Al natural







Miraba los algodoncillos volar aquella tarde de verano. Hacía calor a las horas de la siesta y las dos amigas estaban en la piscina. Julia encontró la pluma de una paloma torcaz con la que jugaba y Ana soñaba con irse lejos como los algodoncillos a ninguna parte, a ningún lugar...

Eran inseparebles cuando llegaba el verano y ansiado encuentro en las demás estaciones por vivir las dos en tierras lejanas. Ana soñaba con su amiga que era su mejor tesoro y Julia, la chica hermosa que traía novedades y modas de la ciudad. Después de un chapuzón, se sentaron al borde de la piscina en silencio; en armónico silencio a la sombra de un almendro.

Ana santió un esremecimiento y unas cosquillas que subían desde la columna vertebral hasta su nuca cuando Julia jugaba con la pluma. La rozaba con delicadeza en los hombros y bajaba por la espalda con olas de placer y rubor. Se paseaba por el antebrazo y Ana se reía cuando la rozaba con la pluma las axilas...se paseaba casi rozando por el cuello y acariciaba el lóbulo de la oreja haciendo eses delicadas. Ana tenía el vello de punta y los ojos cerrados. Julia acercaba su aliento al cuello y su oido llamándola al deseo con la respiración ardiente; esa magia estremecía a Ana que cerraba los ojos ante lo que nunca jamás había sentido...La pluma rozaba sus labios y bajaba por el cuello hasta sus pechos pero subía otra vez para rondar por las mejillasy bajaba por los brazos casi inertes. Julia le pregunta: ¿Quieres que siga? y ella respondía: sí por favor...

La pluma bajaba hasta su vientre y daba la vuelta a su cintura con extrema delicadeza. La respiración de las dos chicas era prufunda miestras el filo de la pluma rozaba los pechos de Ana donde los pezones estaban de punta detrás del bikini. Julia ardía de pasión. Ana deseaba que aquello no acabara pero se mantenía quieta, muy quieta. Julia se paseaba por las ingles de las piernas abiertas casi rozando su secreto con la pluma y Ana se desesperaba en deseos...¿Sigo? le preguntaba con delicadeza Julia y Ana, ya no hablaba con sus labios abiertos de par en par y el bikini mojado. La pluma volvió a subir a los pechos y de la pluma se pasó a las manos maestras de Julia. Las areolas negras abultaban cuando las manos de Julia apretaron los pechos de Ana hasta sacar de ella un gemido...

Aquella fué la primera vez para Ana y el mundo de los sentidos. Sintió la lengua de su amiga dentro de su boca y era agradable el sabor de la saliva. ¿Sigo? le preguntaba Julia con sus pechos rosas al descubierto y de Ana brotaba la miel de las vida como panal de aveja cuando se abrazó a Julia aquella tarde de verano...Suplicando le decía al oido: No me dejes más, sueño contigo todo el año...