martes, 1 de septiembre de 2020


 

 Bastó una mirada que alcanzara a mi corazón; como si fuera un dardo envenenado de amor, deseo y lujuria...Es difícil que pasen estas cosas cuando caminas por la calle en silencio, como distraido y sin prestar a tención pero, suele pasar. Quizá no pude retener tu mirada en la mía por pudor y sin embargo, tu me clavabas la tuya con seguridad...Pasaron segundos no sé cuantos. Me dieron ganas de volver en mis pasos, detenerte y decirte cualquier cosa antes de perderte...y así lo hice. Te llamé con un grito y tu te volviste con una sonrisa. Un coche se detuvo a tu altura. Se abrió una puerta y con la mano, me dijiste adiós...

 

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