La inteligencia emocional creo que es una prolongación del silencio. Vivir es un ejercicio de gozo y de dolor como cantaba Aute...Las personas somos material sensible. Aquello que recibimos de nuestros ancestros repercute en nosotros como la herencia de los genes siendo nosotros seres únicos.
Todas las desdichas, todos los sin sabores, las alegrías y el amor, nos van remodelando como las personas que somos. En mi corazón guardo identidades de momentos. En él estás tú y así como todo aquello que forma parte de mi vida interior. Hay algo especial donde te identifico como Cristina porque emocionalmente ya eres mía e intransferible...eso me pasa con muchas personas o épocas de mi vida. Yo me doy. A lo largo de la vida, la inteligencia emocional a preponderado sin una regla o una moderación. Mi corazón se ha abierto de par en par pero he sufrido mucho así como me elevé también al cielo de lo divino. En estos momentos emocionalmente soy feliz y mentalmente sigo buscando...
Los niños son fuente de riqueza emocional. A veces me paseo por la niñez con memoria emocional y revivo ese momento con la identidad de un sentimiento que se prolonga al fondo de mi alma. Siento paz, siento equilibrio pero cuando se produce un cambio redical en mi vida, de desestabilizo y muchas veces he sentido la soledad. Luego, cuando asimilo esa reforma, la felicidad brota en mi corazón con un sentir noble que no me abandona.
Vivimos tiempos de cambios bruscos pero yo, en mi rinconcito todavía soy feliz. La sencillez me atrapa. Quizá sea un estúpido pero nadie niega que la felicidad existe y yo soy un afortunado. He conocido el cataclismo, he cruzado la frontera y ante todo, me considero persona que busca la humildad de su corazón.
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