martes, 3 de diciembre de 2024

El hombre mono



 Hoy, a la edad de mis años perdidos; de tantas Lunas que cubren mi memoria, vuelvo a mis orígenes; a ese lugar donde por fortuna o desgracia me vi crecer entre monos. La edad que represento es la de un septuagenario pero aun hoy en día, cuando la memoria visita mis sueños, me siento libre en todos los sentidos de mi vida como aquellos animales que sin hablar me dieron lecciones de vida que siendo incivilizados, tienen mas valor que las leyes del ser humano.

Fue un día de sol cuando me descubrieron en aquella isla. Yo, desnudo de todo, me acerqué a aquellas personas con curiosidad porque eran iguales que yo pero me equivoqué, eran peores que yo...A la fuerza me obligaron a dejar mi isla mientras gritaba a mis hermanos que vinieran a rescatarme de aquellas gentes. Durante días de travesía estuve encerrado en un camarote. Me daban de comer comidas que no conocía, de beber agua y de ser el espectáculo de quien se reía de mi. Me vendieron, me usaron y me mostraron a la gente en circos ambulantes, me provocaban para que gritara como lo aprendí de niño hasta que por puro peso de la vida, caí en una depresión.

Una noche me abandonaron a las puertas de un monasterio; solo entonces conocí la bondad humana. Los mojes me dieron ropa para vestir, buenos alimentos, un idioma y la educación del amor. Hoy, cuando estoy a punto de desembarcar en mi isla, la mirada se vuelve vidriosa con el recuerdo de aquel monasterio que me dio una educación para ganarme la vida pero, vuelvo a mis hermanos los monos donde la sangre bulle por todos mis sentidos para por fin morir en el lugar donde no tuve que abandonar...

He trabajado duro en esta vida y sé que el dinero lo hace todo. De esta manera he amasado una fortuna respetable. Gran parte la he donado a mis hermanos monjes, otra a los necesitados mas humildes y la última, para contratar este barco que me dejará en mi isla; en medio de este océano donde tarde o temprano me visitará la muerte.

Me suben a un bote para dejarme en la orilla y yo grito como lo hacía antaño con tal brío, que me echo a llorar porque desde lo mas profundo del bosque, ellos, mis hermanos, ya me están respondiendo...


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