De alguna manera la verdad se esconde o se camufla en ocasiones. Encontrarla es un laberinto y quizás, la solución de ese acertijo se pasea delante de nosotros de manera que engaña nuestra atención tal como lo hace un mago con los naipes. De pequeño en más de una ocasión mi abuelo me hacía el acertijo más tonto jamás escuchado: " ¿De qué color es el caballo blanco de Santiago?"...y yo me enfadaba. Hallar la respuesta a una duda nos puede durar segundos, días, años o una vida entera. Ayer escuché por la radio otro descubrimiento científico. El locutor, según científicos acreditados, daba la noticia de que soñar despierto es bueno para sacar las conclusiones más brillantes en contraposición a tener los cinco sentidos puestos en un enigma. Yo lo creo por tener mis razones.
Conocer por completo a una persona es tarea imposible, tan imposible, que ni siquiera alcanzamos a conocer quienes somos nosotros mismos. De todo lo dicho anteriormente, tengo una cosa muy clara y es que la verdad de las cosas se muestra tal cual en los momentos más desprevenidos, cuando la persona o nosotros mismos dejamos ver una parte de nuestra intimidad sin darnos cuenta. Nada me gustaría más en el mundo que el sabor de la verdad fuera siempre dulce pero, cada cual tenemos cosas de las que es mejor no hablar. Valoro a quién tiene el valor y la nobleza de mancharse de tinta humana tan obscura que aún así y a pesar de todo, no se corrompe.
Esta vida está llena de acertijos y errores. Hay momentos en nuestro caminar que no sabemos donde nos dirijimos tomando decisiones que nos sorprenden por ser tan nuestras como inesperadas. En esos momentos tan desprevenidos, se puede decir que tu eres en realidad tal o cual. En ocasiones sentimos miedo de nosotros mismos por nuestra reacción, otras nos aceptamos como somos y aún así, hay veces que cerramos los ojos por no querer mirarnos. Dicen que las cosas de lejos de ven mejor y gracias a eso, pasada la tormenta, podemos orientar mejor nuestros pasos.
Los pasos perdidos son los mejor encontrados...pensé una vez. Quiero que este blog se llene de pasos encontrados y que de alguna manera, el mensaje de mis palabras no caiga en el error de sentirnos lejanos sino un poquito más cerca de lo que estamos.
Resulta curioso, pero de los pasos perdidos es de los que se aprenden, tal vez si no se pensaran las cosas tanto, si siguieramos al instinto de vez en cuando nos equivocariamos menos, hemos dejado de lado nuestra naturaleza y por ser seres racionales, encauzamos las decisiones según nos convengan, y tal vez no es bueno racionalizar todo. Puede que lo hagamos porque nos de miedo asomarnos al precipicio del que pasará si decidimos sin pensar, solo digo que no se deben tomar las decisiones dependiendo de nuestros intereses, porque lo que la vida nos depara es insospechado. Puede parecer raro lo que aqui digo, pero me gusta equivocarme, porque asi aprendo y que hacemos en esta vida si no es aprender continuamente.
ResponderEliminar