miércoles, 6 de enero de 2010

2 Rincón del olvido

El barrio de la Esperanza esta lleno de antros e historias inconfesables. Es el lugar del olvido donde cada taberna ofrece buena música y bebida de garrafón al que está sediento. A veces la embriaguez de Paul era clienta del "Rincón del Olvido", taberna donde era servido por el módico precio de dos monedas la copa. Se había hecho asiduo porque la camarera, que estaba enamorada del él, le llenaba la copa del mejor whisky para que su alma caminara por aquel barrio con más lujo que el de aquellos otros pasos de los hombres sin fortuna.
Caía la noche y Paul ya estaba ebrio. Los locales se llenaban de una gente a la que si le sostenías la mirada sin apartarla, ya podías pedir al cielo que aquellos ojos de criminales pasaran de ti. El barrio de la Esperanza era el lugar donde se daba cita lo mejor y lo peor de la ciudad, pero cada cual hacía su vida con plena libertad y la ley se mantenía al margen de todo aquello.
Al final de la calle, donde el último local llamado "Boulevard del Jazz", Paul afinó el oído como lechuza en la noche. Sus ojos brillaron de felicidad al escuchar la voz inconfundible de Mary y los pasos se apresuraron para llegar allí. Aquella voz no había cambiado a pesar de los años.
Dos matones guardaban el acceso y Paul quiso entrar a toda costa por ver al amor de su vida. Tenía el alma encendida, como sus ojos ante la certeza de que Mary, la mujer más hermosa del mundo, actuaba aquella noche. De un empujón los dos matones lo tiraron al suelo. Dentro, Mary comenzaba la actuación. Los ojos de Paul se inflamaron de odio a la par que cerraba los puños dispuesto a dar la vida por entrar allí, pero otro empujón lo lanzó de nuevo al suelo. Paul empezó a gritar!!! MARYYYY MARYYY MARYYY!!! SOY YOOO!!!...PAUL TU PAUL!!! Mary reconoció inmediatamente aquella voz y con lagrimas tan brillantes como las lentejuelas de su vestido susurró con voz entrecortada: -Paul ¿dónde estas?- y rompió a llorar como aquel día que se separaron.
Paul intentó entrar a la fuerza, peleando con aquellos gorilas, pero fue imposible. Un golpe lo dejó sin sentido. Al amanecer se despertó al lado de unos contenedores de basura, en los brazos de Maribel, la camarera del "Rincón del Olvido" que le decía:¡ ¡Tonto más que tonto… eres un hombre pobre, sin fortuna y con el oro del mundo en el alma….!

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