domingo, 20 de junio de 2010

Una golosina compartida

El mundo de todo aquello que me hace vivir se pierde a mi alcance. Me pierdo al doblar cada esquina en muchas cosas que pienso y, de otras que percibo, me embeleso por toda esa belleza que me toca fondo o se pierde hasta perderse por un pozo inalcanzable. A veces estoy inundado de tanta riqueza que percibo y hasta derrocho ese momento por no saber aprovecharlo pero otras en cambio, me siento perdido y hasta un ser desgraciado.
En multiples ocasiones recuerdo a gente que vive en una carrera de metas por alcanzar. Por algún motivo no cesan en su empeño de aprender y hasta es admirable su voluntad por alcanzar ese empeño. La necesidad, la sed, el hambre, el deseo...tantas cosas y todo aquello que requiere una persona, forma una dura lucha por mejorarse y no fracasar en su vida.
Me pierdo en tantos caminos por descubrir que mi mirada se posa aqui, allí, más allá, como un niño que tiene diez centimos y desea mil golosinas con mil sabores distintos en un kiosko. Pero también esta ese niño que se conforma con lo que tiene e incluso, comparte lo poco que tiene. Mi hermano en su bondad me deja anonadado por tener esas virtudes innatas de las que mucha gente como yo, se pasan la vida buscando. La melodía de la sabiduría es un pajaro que canta cosas donde todo aquello que me hace vivir, se pierde a mi alcance...todo aquello que tiene mi hermano Miguel Angel es esa paz que me da un motivo especial para vivir y entregar lo mejor. Esa paz interior con ese valor innato de saber amar, puede que sea lo que yo siempre busqué en mí.

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