En ocasiones cuando tomo un café me acuerdo de un amigo. Recuerdo mucho aquello que me dijo pues dice que cuando se toma un café, se siente mucho mejor persona. A veces también experimentamos esos sentimientos nobles por causa de la cafeína y me pongo a pensar en la cantidad de cosas que toma la gente para tener esas sensaciones tan maravillosas que le ofrece su corazón. Me preocupa ver la cantidad de drogas legales e ilegales que se pagan por ser feliz. Tener un bienestar aceptable parece ser que es cuestión de según lo que tomemos porque dedicar tanto tiempo en superarse es algo tan lejano como alcanzar el horizonte. Mucha gente importantísima se dejan lo mejor de sí por culpa de la droga hasta caer en el estado más absoluto de la marginalidad.
Desde hace mucho he intentado y he buscado ser mi mejor amigo y por conseguirlo, tambien he pagado un precio a fuerza de voluntad. Buscar ese bienestar que alcanza la felicidad con lo que hago y lo que pienso no es producto de ninguna sustancia sino, de vencer supuestas fronteras. Por mi recuerdo desfilan personas insustituibles que por culpa de no haber tenido una oportunidad en su vida, todo se perdió por vender su corazón a un precio en metálico. Sin embargo la enfermedad mental siempre requiere de una droga o medicamento y por vencerla, se requiere tener la virtud de ser torero...
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