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Padre nuestro que estás dentro de nosotros y en todas partes. Sántificado sea tu nombre y el que te conozca y mucho más quien haya tenido la oportunidad de hablar contigo porque te buscó. Tu reino viene a diario entre nosotros y me enseñas que el problema de los hombres no es solución para tu cargo sino, del propio hombre. Tu voluntad así en la tierra como en el cielo es un hecho y esa persona tan ancha de corazón desde, el mas pobre al más rico , el homosexual, el loco, el amargado, el habriento, el desprotegido, el subnormal...el que no quiere comprender...absolutamente todos pueden llegar a tí. El pan nuestro es un derecho para todo el mundo y siempre escuchamos que hay exceso de comida mal repartida y medicinas que nos alivien que valen una barbaridad y se fabrican a bajos costes. Perdona mis ofensas pero yo también a veces me cuesta perdonar a los que nos ofenden porque mi fondo, noble como el tuyo es algo que me cuesta mucho esfuerzo alcanzar y aún así no ceso en mi búsqueda. No me dejes caer en la tentación pues alcanzar una seguridad en esta vida es andar el camino con multiples sillas donde sentarse pero no hay peor tentación que aquella que se hace a conciencia. Líbranos del mal para encontrar nuestra verdad; de todo ese mal que no es por tu culpa porque desde el día que me hablaste en aquella capilla, muchas dudas se despejaron.
Amén
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