sábado, 5 de enero de 2013

Carta a los Reyes Magos de Oriente


Mis queridos Reyes Magos:

Este año por poco os tengo que enviar un fax o un telegrama. La cosa es que se me olvidaba nuestra cita anual.
Como siempre, la cabeza se me colma de deseos y ya sabéis que pido más que un fraile. Pero esta noche hay algo en especial que deseo porque seguro se cumplirá. Veréis, muchas personas no sabemos apreciar los regalos que nos da la vida: me explico. Son esos momentos donde el destino nos hace un guiño y por arte de magia, recibimos cosas especiales que en un plis-plas la vida se ilumina sin buscarlo. Fijaros que no es nada del otro mundo lo que pido y lo extenso que puede llegar a ser mi deseo. Hoy por ejemplo, disfrute de una compañía muy agradable y sin esperarlo alguien más, tomó mi mano apretándola en señal de aprecio... son cosas muy simples que sin buscarlas, alimentan mi mundo interior. Las personas nos enriquecemos mucho sacando partido a lo sencillo.
Conforme van pasando los días, doy más fe en valorar esas cosas sencillas. Ser un poco agradable con mis sentimientos y complicarme lo mínimo, es algo que se debería de aprender siendo todavía niño. Tener una ilusión por todo aquello que siento viendo la botella medio llena, me aleja de problemas que nunca existirán. Llegar hasta aquí y poderos hablar no ha sido fácil, ya sabéis lo mucho que me ha costado alcanzar este bienestar.

Esta noche también tuvo un punto trágico. No quiero revelar su identidad a mis lectores pero alguien muy cercano, me ha confesado que ya quiere morirse. Es algo que nunca en sus peores momentos lo ha confesado. Ya sabeis que ella lleva muchos años enferma. Mi reacción no ha sido animarla ni tampoco interceder para quitárselo de la cabeza. Me he limitado a estar en silencio mientras ella lloraba. En ese momento no había nada que pudiera ser más alto que su razón.
La salud es una asignatura muy pendiente en mi vida y algo que puede minar la fe de las personas. En mi familia he conocido este año muy de cerca el cáncer. Si la salud es algo que no se puede remediar, al menos si os pido un consuelo para los más necesitados; fuerzas para poder sobre llevar esta enfermedad y poder servir a mi padre.

Ahora estoy serio y no quiero que mi carta a los Reyes Magos de Oriente termine en lágrimas. Ojalá, la ilusión o por lo menos el calor del corazón, no nos abandone porque está visto que la salud puede ser irremediablemente una mala lotería.

Sin más os dejo esperando que todos esos buenos deseos de tantísima gente que pide y espera un poco de felicidad, se cumplan; como la magia de recibir ese guiño de quien lo necesita sin esperarlo.

Un abrazo de Buscador.




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