Esta noche, no canta el campo.
La oscuridad baja a ras de suelo
como si fuera un eterno silencio;
ciego, lleno de soledad.
Hoy parece que
el cielo no está alto.
Lo más lejano, se toca
a flor de piel
por estar más cerca de lo divino.
Esta noche, oscura
de recogimiento,
traspasa mi corazón
un lenguaje lleno de silencio
pero muy cercano.
Cierro los ojos y
vuelvo a mi vida interior;
persiguiendo un canto milenario.
La esencia de lo infinito,
al alcance de mi mano...
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