Imagina a la persona que aprecias.
Háblale.
Quizás entonces sepas
cuanto la necesitas
en su valor...
De vez en cuando
hablas conmigo.
Yo te cuento cosas que no sabes
y tu me respondes
de mil maneras diferentes.
Nos reímos y también
nos ponemos serios.
Tenemos confidencias
por quererte mucho más...
Te comento,
tu me escuchas.
Me hablas de cosas
y yo siempre, atento a tí.
...y a veces eres ¡tán atrayente!
Siempre te hablo
aunque no me escuches...
Son diálogos
de mi mundo interior.
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