lunes, 8 de julio de 2013
Desde que nací
Las virtudes de mi corazón no se olvidan de mi. Nunca han crecido como mi conciencia. Están limpias de pecado, incluso del pecado original. La virtudes de mi corazón juguetean y también lloran con dolor pero, pronto se olvidan y hasta quieren hacerse notar. Las virtudes de mi corazón son un niño inocente que quiere manifestarse para vivir con la gente. No tiene complejos ni frustraciones, odios o impurezas que yo si llevo en mi memoria. A veces las virtudes de nuestro corazón se empaña por la enfermedad, la mala vida, las dependencias, las mentiras y las desviaciones y...etc.etc. Pero no nos engañemos porque ellas, nunca nos abandonan. Jamás nos maltratan como nosotros hacemos con ellas y jamás mueren hasta que nos llega la muerte. Una vocecita me indica muchas veces el camino que he de seguir y soy tan bruto que no le hago caso.
Son tantos los años y los enredos de esta vida que yo, quiero volver a ser ese niño de la C/ Pedro Gómez que ofrecía mi corazón a la felicidad tanto, que hoy a punto de cumplir 45, lo sigo haciendo...
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