El placer compartido es un beso a la vida. Le robamos momentos a lo cotidiano que se hacen interminables con el recuerdo. Compartir el mismo sentimiento es compartir el alma. Se dá el corazón de mil amores por nacer algo especial entre esa mujer y yo. De forma gratuita se pagan millones por no perder esa magia. Encontrar a ese ser adorable y sentir la plena felicidad de compartir es como alcanzar el cielo pero, es de pesar que ese momento es caduco. No pienso en la utopía y tampoco en lo imposible. Hay puntos en un hombre y una mujer o cualquiera que sea su inclinación sexual, en que la maravilla trapasa la piel y el alma pidiendo que ese sentimiento, jamás cese...
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