Cuando los sueños se hacen realidad el alma se perfuma y vivimos intensamente. Aquello tan esperado y rezado en soledad, nace a lo real con los cinco sentidos puestos a flor de piel. Nos llena de dicha lo tanto buscado y deseado para dar gracias gracias al destino...
Cuando la realidad se hace sueño, nuestro mundo interior se recrea vive y revive cada momento...quizás demasiado...entonces pertenecemos a los sueños.
Sin sueños no sería vida.
ResponderEliminarUna preciosa reflexión.
Voy con retraso, no entro mucho en bloguer, así que cuando paseo por aquí me empapo de tus letras.
una lluvia de besos