sábado, 5 de marzo de 2016

La ofensa más grande del mundo



Somos muy sensibles a los errores ajenos y más si nos vemos afectados directamente. Nuestra sensibilidad se hace exquisita como si fuera la impresión de una película fotográfica a la luz...y nos ofendemos, a veces gritamos o clamamos al cielo y, quizá, denegamos el saludo o rompemos nuestra relación a tan tremenda falta y herida del corazón. Sin duda nos inflamamos de razón de forma tajante y hasta puede que con violencia porque eso, no se le hace a nadie que tanto ha mirado por tí...pensamos...
Pero ¿ y cuando el error es nuestro? ¿qué sucede?. Entonces le damos la vuelta a la tortilla y somos más humildes con miles de excusas convincentes y además con toda la razón del mundo al ser un error con poca intención o nula de malicia...
Siempre me dijeron que los errores se perdonan  pero a la gente mala, sólo los perdona Dios mas, yo pienso que si Dios los perdona a pesar de los pesares, nosotros con nuestras medidas también sabemos perdonar. Por errores se han cometido atrocidades y con gente reincidente, su maldad a veces no tiene explicación...Sin embargo existe el perdón y ese acto viene de manantial sereno por dar paz al espíritu.
Vivimos en una continua guerra de blanco o negro; tanto en lo personal como en lo político y pienso que los extremos nunca son buenos...El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.





2 comentarios:

  1. Así es todos somos sensibles a los errores de los demás y no los damos cuenta cuando nosotros hacemos algo que para el otro es un error, pero no lo vemos de igual manera, interesante el tema.

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