Te di lo innombrable en un momento donde te hiciste toda silencio...Me vacié en palabras infinitas de sentimientos sin apenas pausa y tú me escuchabas; atenta e inmovil, esperando siempre esperando...y yo seguía y seguía como río de sentimientos que no cesa portando verdades hasta que de un impulso te lanzaste a mi y, me besaste...
Hubo un silencio mutuo y el mundo se paró en un abrazo. Recuerdo tus lágrimas a través de mis ojos vidriados. Me diste besos en las mejillas y en la frente; pedías perdón con la voz entrecortada en mi corazón limpio y todo aquello, yo lo recibí como si fuera un boomerang porque en un segundo, nací de un pesar que no era el mío...
Cunado se devela lo esencial...
ResponderEliminarentonces ambos se reconocen y con ello no necesitan más nada...