martes, 6 de diciembre de 2016
El lenguaje universal
No me hables con palabras pues la palabra, aunque es necesaria, es más necesario el silencio del corazón ya que en él estamos todos. Guíate por tu fé ya seas creyente o no ya que toda persona en su valor, está en el reino de esta tierra y no se desprecia a nadie sea quién sea...
Entramos en la Navidad. Me deslizo en recuerdos y errores; en cada detalle que se encuentra por su pesar o acierto en la conciencia y ojalá, que esa luz ausente de palabra, le tercie un tropiezo a esta locura llena de acertijos sin sentido que pueden dañar a quién da su mejor voluntad.
Casi sin sentirlo vuelve la Navidad. Me recuerdo en mi trabajo con noches que son de estar en familia; fuera de casa...y a mi memoria viene mucha gente que en aquellos días como yo, estábamos en hospitales o en la carretera. Mi canto a esa esperanza está en todas las ausencias del año y en especial en las de estas fechas que tantos recuerdos nos traen...
Una presión me ahoga en la garganta si recuerdo a Antonia, a Juan José, a Araceli, a mi padre...a tantos enfermos que ya descansan en paz y que quedaron en mi corazón...Llorar es bueno, no lo duden, pero si la conciencia está tranquila dentro de lo normal, reciban esta Navidad con un canto a la vida y la vida por vivir. Ojalá mi expresión por llegar a ustedes careciera de palabras pues el lenguaje del corazon jamás nadie lo inventó...
Cierto que "el lenguaje del corazon jamás nadie lo inventó...", pero cada uno conocemos el nuestro.
ResponderEliminarY sabemos cuándo y a quién le hablamos con el corazón.
Me llega lo que dices, el silencio ahora es elocuente, aquí, dentro.
Las lágrimas en ocasiones necesarias. Hoy mismo las he sentido.
Un abrazo Domingo.
La navidad es un tiempo plagado de contradicciones. ¿Pero hay algo que no lo sea? Saludos.
ResponderEliminarCada ser humano de seguro
ResponderEliminartiene sus razones para sonreír o llorar...o querer o no querer
la Navidad...desde que era pequeña la amé
pues me permitía estar con los míos más tiempo que el de costumbre
veía a mi madre ...luego ella me enseñó a adornar una rama de pino
con dulces y pompones de algodón
mientras recordábamos cosas lindas y comíamos galletas
por eso , con lo que nos llenan nuestros padres
sigue pleno el corazón...ahí está!
Cada corazón habla su historia...