sábado, 31 de marzo de 2018

El diablo es invisible




Tengo la felicidad, dijo el hombre astuto. Cuando te busco te encuentro y nada mas en ello me lleno de vida por las cosas buenas que me das. Confío en tus consejos y me dejo llevar por monólogos de buen sentimiento donde gracias a tí, no confío en nadie más...

A veces tengo compañía de otros amigos felices donde nos invitamos o, simplente nos acompañamos y es que, este buen sentir me abre puertas de sinceridad en mi corazón para encontrar algo que sea verdadero...

Cuantas risotadas a deshoras de la noche he vivido y cuantos olvidos de lo cotidiano que tanto me cuesta en afrontar. Si recuerdo detalles de tu compañía que nadie me los ha dado, si agracias a tí resolví aquel problema triunfando como un caballero, no como un fracasado cualquiera. Contigo he formado una filosofía de los sentimientos, una entregia de saber vivir sin deslomarme en esos trabajos que además están mal pagados.

Mi mujer me recrimina, mi familia me rehuye, mis hijos lloran cuando me ven asomar por la puerta y me enfurezco por cosas que tienen sentido cuando todavía traigo dinero a la casa y Dios sabe porqué le pegué a mi mujer...Qué sabran de mi interior y de lo que llevo luchado en esta vida...

En el bar todos me quieren y saben de mi porque dicen que soy el mejor. Qué sabrá ese medicucho cuando por un análisis de sangre me dice que soy un alcohólico, si el otro día lo vi bebiendo una cerveza. Yo soy fuente de sabiduría que por eso me convidaron a un whisky alguien que me dió la razón.

Y ahora recibo una carta de no se quienes anóminos para un entrevista ¿ seré alguien famoso? jajajajaja.

Cuando termine la crisis van a saber ustedes quien es Manuel Lozano Buendía. ¿Que yo soy un borracho? ¡¡eso de qué!! Nadie sabe lo que llevo sufrido en esta vida para que tome una copas a la salud de la verdad...


Manuel despertó congelado de frío en una acera cualquiera. Poco le quedaba de vida después de una Semana Santa de alcohol. La claridad del día asomaba por los tejados de las casas. Ya tenía una lucidez antes de volver a beber; antes de morir y ver lo que fué su vida porque de su boca, a sabiendas de lo peor fué decir: PERDÓN...y todas las miserias murieron en ese instante podridas de alcohol.



La vida se repite como un cuento inagotable y cada persona busca lo que nunca jamás lo encontró. Manuel no supo elegir quizá por debilidad, quizá por necesidad cuando la vida te ahoga y no puedes elegir. Me pregunto cuantas equivocaciones cometemos al día sin saberlo a ciencia cierta; de qué manera podemos tener concienca de todo aquello que nos influye en nuestra vida...que son esos augurios sin un calificativo para nuestra salud que nos afectan sin saber cómo ni de qué manera, Manuel se dejó llevar por una enfermedad de sentimientos...Cuantas personas se pierden para no recuperarse siendo válidas a causa de mundos perdidos que jamás existieron como el mundo del alcohol.

Dejo mi pensar abierto a quién me lea pero jamás olviden a su corazón porque el le lleva a su alma y su alma a Dios...

Un beso Cristina.



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