domingo, 2 de septiembre de 2018

GAJES DEL OFICIO DEL PIE IZQUIERDO







.!!!Dejadme en paz!!!
...y que la noche alivie mis sentidos.
-GORAN SOCOWICH-



 Noche fría en Madrid. Calefacción al máximo y tripas rugiendo. Dos hombres me levantan al unísono la mano. Detengo el coche y compruebo que son dos extranjeros hablándome en una mezcolanza de alemán, inglés y algo de español. No los entiendo. Suben al taxi y en un nuevo conflicto de idiomas parecido a la torre de Babel, me piden que los lleve a su hotel.
 Apenas comenzada la carrera, se encienden en mi cabeza las luces de alarma .Aguanto lo indecible pero quedo resignado e impotente, al dejar escapar irremisiblemente un pedo.
Sale como los gases silenciosos de un volcán y con una temperatura, que deja en ridículo a la calefacción del coche. Me temo lo peor. La flama sube con la velocidad del aire caliente y cuando la olfateo me digo:¿Pero esto puede ser mío? . Mi cara enrojece como el semáforo donde estoy parado. Bajo un poco las ventanillas y el aire exterior se encarga de expandir aquel olor por todo el habitáculo.
Los dos extranjeros se miran en un principio con ojos interrogantes y pasado un instante, con ojos afirmativos. Las expresiones de sus rostros gesticulan, hablan entre ellos y este conductor agradece no entenderlos. Son momentos delicados. Uno piensa en todo, desde abandonar el coche y salir corriendo avergonzado, hasta retroceder en el tiempo para cambiar el futuro. Mis labios nerviosos intentan despegarse de la boca y decir: ¨Sorry...I´m sorry¨, pero permanezco en un silencio angustioso… tanto, que me distrae de la conducción. Cuando los ánimos parecen que se han calmado, me viene otro apretón de tripa. Los gases llaman imperativamente a las puertas de la libertad y no sé que postura adoptar. Mi trasero empuja contra el asiento, el puño de mi mano libre se cierra fuertemente como si de esa manera pudiera controlar la evolución de la naturaleza. Le pido a Dios con vehemencia, una segunda oportunidad para que mi dignidad no vuelva a caer por los suelos y mi pensamiento, se acelera hasta quedar bloqueado.
 Miro la fotografía de mi mujer, la de mis hijos, la de San Cristóbal...todas sus miradas cambian el significado de su expresión y yo les digo… que no puedo más.
 En una especie de alucinación aparece la imagen de mi suegra. Me mira con ojos maternales llevando entre sus manos un enorme plato de judías estofadas: Las culpables de mi desgracia. Esos ojos cargados de ternura, esconden el odio de quién se venga a conciencia por viejas rencillas. No,… si ya lo sabía yo.
 En mis años de taxista, siempre me había manejado bien en estas situaciones pero la verdad es que este suplicio no lo aguanta ni un hereje mientras lo torturan .Mi cuerpo empieza a arder, el sudor se hace abundante y un pensamiento cercano al delirio me dice: ¨ Ya de perdidos, al río ¨.
Estudio cuidadosamente y con mucho tacto la forma de quedar por fín aliviado. Mi estrategia es soltarlo poco a poco, a pequeñas ráfagas y cuando pongo en acción mi plan, todo el metano sale más aprisa que el aire comprimido.
Desconcierto total .Éste, a diferencia del primero, lleva música incorporada. Una paz celestial entra por mi cuerpo y mi mente extresados.Mi cara expresa por un momento la candidez de un recién nacido y la tensión de mi cuerpo desaparece. Creo que si mi vida transcurriera con este bienestar, sería el hombre más feliz del mundo. Mientras tanto, uno de los extranjeros ya ha sacado su cabeza por la ventanilla y el otro me pide bajar las delanteras.
 Un aire polar entra por el habitáculo desalojando mi desgracia y purificando el ambiente. El sudor de mi cuerpo se convierte en un carámbano. Me hace temer el peor de los resfriados.
Al final de la calle termina mi odisea. Acelero un poco más y cuando detengo el taxi a las puertas del hotel, no me atrevo a volver la mirada para mis ocupantes. Creo haber recibido un castigo. Los niños, cuando han sido regañados merecidamente y se han desahogado en su lloriqueo, se sienten en paz con el mundo. Así estoy yo. En estos momentos soy un hombre humilde, cargado de bondad y deseándole a los dos extranjeros la mejor de las dichas.
Decido no cobrarles el servicio adivinando la comprensión en los ojos de los dos. Aún así, deciden pagarme por encima de mi insistencia. Nos damos la mano amiga y en mi despedida, les digo con la mano en mi vientre y media sonrisa: RETORTIJONES. Los dos me miran pensativos por aquella expresión y cuando me alejo en busca del taxi, uno de ellos me dice en su acento Alemán: !Adios! !Re-tor-ti-jo-nes!.



18 comentarios:

  1. Jajaja, me imagino todo lo que paso el personaje en esa odisea de las tripas pidiendo tranquilidad, el final excelente.
    Abrazo

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  2. Muy divertido. Ser taxista y comer judías debe ser uno de los peores pecados :-)

    Me hizo sonreír, pobre tipo. Un abrazo

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  3. Hooo, que fuerte imaginación jejejeje. Hola amigo aquí estoy de regreso despues de mucho tiempo de ausencia estoy rehabilitando mis blogs, nesecito volver a reactivar mis sentidos espero no te hayas olvidado de mi. Un abrazo fue un gusto volver a leerte.

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  4. jajajajjaja
    En mi vida no me había reído tanto, asido muy buena la historieta.

    Un beso campeón

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  5. ajjajajajjaja , muy pero que muy bueno no veas lo que me he reido ajjajajaj , imaginando a esos dos guiris sentados en segunda fila escuchando y oliendo el buen guisado de la suegra jajajajajja .Me encanto
    Gracias por darnos estos momentos de risa gratuita ajjaja.
    Besotes.

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  6. Como siempre tu personal estilo presente en tus letras.

    Saludos, Buscador

    Fina

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  7. Seguro que la suegra solo intentaba agradar a tu personaje, el final es grandioso :)
    Me encantó, gracias por sumarte
    Un beso

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  8. hola.Gracias a campirela he leido tu relato y tengo que darte la enhorabuena mes has hecho llorar de la risa,gracias.
    Decirte que mi marido es taxista y le enseñare tu texto jajajaj a ver que opina jajaja

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  9. Jajaja, hacía mucho que no me había reído tanto.

    Pobre hombre, qué mal lo tuvo que pasar... Peor casi peor lo pasaron los dos pasajeros, eh?

    Con cuanta exactitud contabas cada paso antes de que el preso tomara libertad, jajaja.

    Voy a llorar de risa, jajaja.

    Muchos besos.

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  10. ¡Chico, dicen que más vale perder un amigo que un tripa!
    La salud es la salud... Además, ¿todo va en el precio, no? :-9 :-) Pero qué malos ratos esos que no podemos controlar a nuestra naturaleza.

    Un beso muy grande.

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  11. Como decía mi abuelo que era andaluz " todos los presos quieren livertad " me he reído mucho , está clase de relatos se te dan bien , te deseo una feliz noche buscador besos de flor .

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  12. Jajaja me he reído con ganas imaginando la escena como si fuese una película!estupenda descripción de la desgracia de ese pobre torturado por la naturaleza de sus intestinos! Un abrazo

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  13. Jajajajajaja.

    Enhorabuena por este relato tan humorístico y... con suspense.

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  14. Mi abuela me contaba que uno murió por retenerlos, así que… hay que dejarlos salir! Jajaja

    Un placer leerte. Muy ameno y divertido.

    Saludos, y buen finde.

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  15. Y es que cuando quieren salir no hay quien los pare....lo que me he llegado a reir imaginando la escena! No es bueno, es buenisimo! Besos.

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  16. Gajes del oficio ¿o la suegra?
    Saludos

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  17. jajajajajjajajajaja...que buena historia...Acabo de dejar la mia a estas horas de la madrugada porque mi dia estuvo muy ocupado..(pero gracias a Dios, no me levanté con el pie izquierdo)..
    Gracias por las risas...feliz fin de semana

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  18. Vaya que relato, me ha partido de risa!
    Tenía bastante de no leer algo osado, humorístico y muy bien ambientado. Fue un placer leerte.
    Saludo

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