Cansada de estar cansada, le hablaron de unos zapatos mágicos que atraen el amor.
-Señor zapatero, quisiera pedirle un consejo a seguir. Ya sabe que la gente sea de la índole que sea, necesita andar su camino con un calzado que aguante los embates de la vida. Mi madre ya lo decía porque la madre de su madre quiso aconsejarla gracias a una amiga...Ella decía que el amor se encuentra cuando alguien lleva unpos zapatos elegantes. Mi amiga Charo me aconsejó esta zapatería. Usted que ha conocido a tantas personas y vendidos tantos zapatos mágicos, ¿podría decirme a ojo de buén cubero, qué zapatos podría venderme para tener novio?.
El zapatero, observándola de arriba abajo, se masajea la barbilla, piensa que la chica no es muy agraciada y que el día está flojo de dinero; dice a continuación:
-Usted tiene unas piernas muy bonitas. Le aconsejo minifalda, blusa escotada y labios rojos de pasión y pestañas postizas. Yo le vendo zapatos rojos de charol con suelas de bailar claqué: son mágicos para atraer a los hombres pues tienen un embrujo. Los efectos no tardarán y será cuando menos lo espere... Camine derecha y maquillada, verá como todo el mundo observará sus zapatos y de sus zapatos a sus piernas, de las piernas a su escote y de su escote a sus rojos labios y de sus labios a su mirada provocadora... Haga un guiño descarado a la mirada que la observe...nada más.
Llega a su casa toda ilusionada. La tarde es primaveral y los naranjos están en flor; es una tarde genial para pasear por el centro pero al parecer, nadie le hace caso. Se le acerca a un tipo con el que se cruza y le pregunta que por qué no la mira y el le dice que no atiende a cuestionarios. Sigue caminando enfadada por la avenida mas la gente sigue pasando ausente de todo...Regresa a la zapatería y pide que le devuelvan su dinero. El zapatero se niega; ya están usados. Ella dice que lo denunciará tirándole los zapatos al suelo. Sale descalza, llorando, maldiciendo y se corta con un vidrio en la acera. Un hombre se le acerca para socorrerla y cuando se miran a los ojos, el amor visita sus corazones. Una vez más en este día de primavera, Cupido lanzó su flecha gracias a unos zapatos rojos.
La historia que nos cuenta me gusta la moraleja que en ella va imprenta ..el amor no atiende a zapatos sino a miradas cómplices ..
ResponderEliminarMe gusto ..Un abrazo.
Encantador cuento. Los zapatos en sí, o el adorno concreto, o peinado exacto, no hace que la gente se enamore. Esa pobre mujer ya puede querer regresar los zapatos. Pero claro, están usados. Cupido no funciona así :-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz viernes