Es mi futuro bebé que no para de llorar amargamente; me reclama. No lo puedo soportar. Su llanto en el bosque frío clava su amargura en mis entrañas...Voy casi a ciegas tropezando con raices, arbustos con pinchos y piedras pero mi bebé llora y grita cada vez más y más fuerte. Me desepero. Intento orientarme en la oscuridad; de mi garganta sale un baho que me deja muda por el frío que hace. Caigo y me levanto una y otra vez hasta que en un claro del bosque con claro de Luna, encuentro a mi bebé envuelto en una manta.
Lo cojo entre mis brazos y mi pecho para darle calor. Lo escucho reir a carcajadas y cuando lo miro, sé que este no es mi bebé de pocos meses porque me sonríe con una dentadura perfecta y unos ojos del diablo...
Me quedé con el vello de punta, ese final es apoteósico. Genial.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo