Se acercaba el invierno. Villanueva de los mozalbetes era un pequeño pueblo perteneciente al Pirineo Aragonés. Como cada año, sus habitantes se preparaban para pasar el crudo invierno aislados por la nieve. El pueblo, contaba con 200 habitantes la mayoría gente mayor además de una una iglesia y un ayuntamiento. Sus habitantes se procuraban de medicamentos, piensos para los animales, comida no perecedera y un espíritu de comunidad y amistad para con sus vecinos envidiable pues todos eran como una familia unida...Ya entrado el invierno, cada hogar disponía de víveres suficientes para el intercambio con sus vecinos pues el trueque sin dinero existía de manera especial.
Poco a poco, los comerciantes, farmacéuticos y médico de familia subían al pueblo antes de la primera nevada para quedar por fin confinados.
Felipe tenía 100 gallinas, Pepe cinco vacas lecheras, Alfonso diez guarros y dos cerdas preñadas... y así, de esa manera, cada vecino aportaba en bién de la comunidad de todo aquello que hacía falta para subsistir.
A Felipe le vendieron un pienso para la gallinas que se llamaba "Piensos la Universal" que decían ser de calidad suprema pues también llevaba compuestos químicos que impedían que las gallinas enfermaran y así se criaran sanas...
...y pronto llegó el invierno con las primeras nevadas y este relato se centra en la casa de Felipe con sus gallinas fantásticas pues quién comía de sus huevos, curaban a quién estaba enfermo y quién estaba postrado en la cama, lo vías caminando como a un chaval entre la nieve. El mismo padecía de diabetes pero al hacerse la prueba, los indices de azúcar en sangre estaban normales; no necesitaba insulina...Los huevos de Felipe se consumían sin falta cada día entre sus vecinos pues las puestas de huevos eran masivas para unas gallinas que crecían como pavos.
Pero, pasado un tiempo, algo sucedió en el pueblo. A la mujer de Felipe le salieron unas vellosidades por el rostro. A la vecina Juana, pelo en el pecho, a los pocos niños que había en el pueblo, barba cerrada y al cura y al alcalde, vellos hasta en la palma de las manos. Sin embargo, todos gozaban de buena salud, incluso de una vitalidad inusual que los devolvían a sus años mozos...Sin embargo, aquellas vellosidades pasados unos días le cubrían el cuerpo por completo a todo el pueblo. Unos eran morenos, otros rubios, otros con canas y hasta Fermín que era pelirrojo. Habían quién se lo tomaba a guasa y también quien decía ser una maldición pero de salud, todos fenomenal.
Los vellos crecían y crecían por todo el cuerpo. El pájaro de Felipe que comió huevo, tenía mas plumas que un loro con una corpulencia que lo tuvieron que cambiar de jaula. En poco tiempo, todos los habitantes se transformaron en una especie de animales peludos pero muy vigirosos. Ya nadie conocía a nadie debido a la pelambrera y hasta tuvieron que colgarse un cartel en el cuello para decir quienes eran...
No hacía falta vestimenta de abrigo ni había que encender la chimenea pues aquel vigor de vida era inaudito para el frío que hacía...
Hubo reunión en la iglesia. El párroco entró en el altar con el cartel en el cuello que decía soy el párroco. Alzó el cáliz al cielo y todo el mundo peludo se levantó de su asiento entonces dijo:
Hermanos, todos estamos sanos y al parecer jóvenes porque me he enterado que Emilia con 60 años, has quedado embarazada de su marido de 80. En este pueblo todos nos queremos y nos apreciamos hasta que vino la desgracia de esta pelambrera. Ruego a Dios urgentemente una solución. Cuando nos vean pasado el invierno la gente normal, no sé de qué manera procederán para con nosotros. Yo tenía ataques de gota y ya no los tengo. Maruja la de la esquina no tiene cataratas y lee libros a tres metros de distancia y así, todos los vecinos, tenemos una salud envidiable gracias a los huevos de Felipe, con perdón. Sólamente tenemos un caso especial y es que Rosalía la muda de toda la vida, sigue sin hablar pero cacarea como una gallina... El alcalde me ha informado que hoy a votación de la mayoría decidamos suspender la ingesta de huevos de Felipe, con perdón...Que alcen la mano quienes estén de acuerdo...y nadie la alzó pues a pesar de la vellosidad, se sentían jóvenes y llenos de vida.
Llegó el deshielo con la primavera. Como animales, los habitantes de Villanueva de los mozalbetes empezaron a despeluchar como lo hacen los animales después del frío. El pienso para las gallinas se terminó y la gente volvía a caer en sus dolencias. Las gallinas menguaron en pocos días y el sueño de la juventud eterna desapareció con el último huevo...
Nunca más se supo de aquel pienso maravilloso y el pueblo, como cada pueblo de este mundo, siguío su vida con la ley natural de nacer, vivir y morir...
Nos has dejado un gran texto donde además nos has hecho reir ..Un abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminarUn texto muy lindo y divertido. Saludos amigo Buscador.
ResponderEliminarBonito relato. Me recuerda a la vacuna que nos quieren poner. Un beso
ResponderEliminarUn relato completo, a cuenta de los huevos. Me ha encantado tu relato, y ojo, los confinamientos antes eran cada invierno en miles de pueblos de montaña, por casi todo el invierno
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Entretenido y ameno.
ResponderEliminarSi me divertí con tus ocurrencias y eso es bueno...
ResponderEliminarhoy no me siento como para hacer paralelismo y etc.
tengas una linda semana!
ResponderEliminarQue bueno lo que escribiste Buscador,
me hiciste reir.
Besitos dulces
Siby
Sonrio mientras te leo
ResponderEliminarsonrio sin analizar para nada tus letras
disfruto el sentir que siento
mientras te leo
Un relato que si bien tiene un tinte "cómico" nos muestra en esa posición de querer aquello que no tenemos y con el que podríamos hacer un poco de paralelismo con la situación actual. Siento que se le pueden dar varias interpretaciones aunque prime la risa, que en estos tiempos bien que hace falta en el mundo... Te dejo un abrazo querido Buscador y siempre es lindo visitarte!!
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