Hoy se me enradaron las palabras como quién enreda los sentimientos. Metí la pata buscando algo original; busqué donde no había nada por impresionarte y escribí aquello que en otro momento negaría...Serán estos días de verano, será lo que quiera ser o será el salto de un equilibrista que perdió el equilibrio al caer. En todo caso, metí la pata antes conmigo que contigo.
Sin embargo, mi corazón vuelve a escucharme. Abre sus brazos y da su consentimiento cuando busco el perdón y, respiro tranquilo. A veces crecemos con las meteduras de pata. No las olvidamos porque antes de herirte, yo nos herimos nosotros... La Luna está esperando a la noche. Flota ausente de peso a medias, como los humildes de corazón que cruzan por la vida casi a medias delante de la gente que es ciega. Subiré a mi azotea, buscaré mi estrella favorita, escucharé a los mochuelos y como una mancha blanca, una lechuza cruzará el cielo. Se oirán los sonidos de las casas vecinas y yo estaré atento a mis silencios.
No necesito nada más cuando te escribo estas palabras cuerdas. Poco más puedo ofrecerte en la sonrisa de tu mirada porque a pesar de la distancia, sé que estás ahí...
Si te falté en la palabra, puedes estar segura que no falté a tu corazón.
A veces la distancia no esta tan lejos.
ResponderEliminarEsos ratos de confusión y desapego de las palabras pasan. Con la luna, las palabras se bañan en su luz, y bajan al lápiz como lluvia de fonemas
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Expresarse por escrito no es fácil. Un beso
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