A veces, sentir el adios se hace con el aroma del café...El adios es la prolongación del alma. Su aroma, ofrece un conjuro para el recuerdo que entra por tu nariz y por tu ropa; calándote hasta los huesos mientras ese sentir fluje olvidando todo lo demás. Un buén café es la buena compañía que acompaña al sentimiento. La mirada se pierde pensando en no se qué, el tiempo se pierde ausente de cuerda y el camarero, te deja el ticket con 1.30...Con el sabor del café la tensión arterial se sube, el corazón se acelera con lo que nunca quizás llega...Y camino bajo sus efectos abrigado de otra lucidez. El adiós de una estación de tren es un ir y venir de maletas y de gentes. Paseo por la avenida dejando atrás la estación. Trago saliva con sabor a café y tu imagen, más que nunca ahora, solivianta ese deseo de querer que aún estuvieras aquí por lo menos, para sentir lo que ahora siento...Gracias al café.
Me gusta en su poesía ese adiós con aroma a café. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias al café y también al té.
ResponderEliminarSoy una forofa del café. Un beso
ResponderEliminarLos adioses y las bienvenidas, los llantos y las risas. Huele a café y se destapa una olla de momentos todos muy entrañables.
ResponderEliminarEspero que tús problemas se hayan resuelto.
Un fuerte abrazo.
De trenes entiendo poco pero de autobuses...
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