Tengo mi corazón abierto.

 

 

Vuelvo a participar en los encuentros de los jueves y esta vez es Campirela quién lleva la batuta. Esta vez mi aportación es un sueño que se hace realidad por encontrar a tanta gente que se dá sin esperar porque su recompensa, sin duda alguna la recibe su corazón... Os dejo en enlace: 

http://campivampi.blogspot.com/

 

 

  Quién tiene un amigo, tiene un tesoro. Muchas personas llegan a la vejez y no conocen la amistad verdadera; ni en su familia ni en supuestos amigos...

Tanto la amistad como la felicidad requieren un esfuerzo personal de superación porque nadie es perfecto. Sin embargo, hay gente válida para la amistad que viven en soledad por pasar desapercibidos. Nos dejamos llevar por las apariencias muchas veces antes de madurar. Cantidad de personas circulan ante nuestros ojos ciegos de encontrar la vanalidad de los sentimientos; de lo que siempre se ha visto y todo eso nos conduce a la soledad con compañía. Se escucha hablar del amor, de la fraternidad, de la felicidad, de la entrega, de la verdad, de la amistad; de tantas cosas inalcanzables que es como hablarle a un sordo porque eso para sus adentros no existe y sin embargo, sueña con ello como algo inalcanzable.

Tener una seguridad, una confianza, una autoestima para valorar lo que eres; una decencia para vivir es algo que se debe de fomentar en la educación pero, no se hace. Cantidad de gente válida se pierde la aventura de vivir con libertad para entrar en un mundo oscuro e incierto.

Cada persona necesita su tiempo para madurar; no hay prisa. A veces, con los años cumplidos, llega alguien que me dice ¡hola! y esa persona, es mi amigo del alma...