Llega noviembre. Hoy llueve y hace viento pero, llega noviembre...Recuerdo a esas abuelillas de mi infancia vestidas de negro con la cabeza y la mirada que apuntan al suelo; a los cabreros y muleros que pasaban por mi puerta huyendo del mal tiempo. Por entonces existían los sabañones y las sábanas frías cuando te acostabas; ahora no porque no hace frío. A mi calle todavía llega el aroma de los dulces de Navidad que alimenta y también se pasean gentes que visitan mi pueblo porque está de moda...Llega la imagen de mi padre organizándose de qué manera soluciona los viajeros y los encargos y...llega algo que también es mío por detenerme en esos detalles que forman parte de un pueblo. Llega el frío, los cocidos, los suelos que se pisan recién fregados, el olor de la escuela y el perfume del primer amor. Algo bulle dentro me mi cuando me emociono al escribir. Me detengo y exprimo aquella cosas que sentía cuando mi casa se perfumaba de anís y mantecados; en esos momentos de mi familia donde no había muerto nadie y que ahora los hecho en falta. Llega noviembre cansino de tantos recuerdos; de tantas cosas que me unen a mi pueblo y que ahora, lloro...
Un texto muy hermoso, buscador. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarEsto es de lo más bello, me hiciste recordar colores, sabores, colores, aquella alegría tan única de aquel tiempo.
ResponderEliminarSaludos.
Revisa tu buzón de correspondencia.
ResponderEliminarUn post meláncolico pero muy bello. Esa infancia de olores y sensaciones, que nos acompaña toda la vida, especialmente en otoño.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Los recuerdos nunca mueren. Un beso
ResponderEliminarSerá por la cercanía de nuestros pueblos, pero me he visto reflejada en tu escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
En el sur noviembre llegó una semana de lluvias, frío y viento que nos hizo olvidar la primavera que aún no comienza.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Un post hermoso, lleno de recuerdos.
ResponderEliminarUn placer visitarte.
Cariños