Es mi futuro bebé que no para de llorar amargamente; me reclama. No lo puedo soportar. Su llanto en el bosque frío clava su amargura en mis entrañas...Voy casi a ciegas tropezando con raices, arbustos con pinchos y piedras pero mi bebé llora y grita cada vez más y más fuerte. Me desepero. Intento orientarme en la oscuridad; de mi garganta sale un baho que me deja muda por el frío que hace. Caigo y me levanto una y otra vez hasta que en un claro del bosque con claro de Luna, encuentro a mi bebé envuelto en una manta.
Lo cojo entre mis brazos y mi pecho para darle calor. Lo escucho reir a carcajadas y cuando lo miro, sé que este es mi bebé de pocos meses pero me sonríe con una dentadura perfecta y ojos fosforescentes del diablo.
Despierto.
Un miedo con sorpresa desagradable, ese terror de infante convertido en diablo. Un buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarPesadilla en toda regla. Ha de ser tremendo soñar eso.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Uuuuufffff ¡impresionante!
ResponderEliminarEs una pesadilla, pero a la vez es el mundo real en el que vivimos, donde ocurren hechos que hasta cuesta ponerlos en palabras.
Me gustó mucho, con pocas palabras lograste conmover.
Un abrazo
Algunas pocas veces los sueños nos anuncian cosas que han de pasar(nos) sin que podamos evitar(lo).
ResponderEliminarSaludos,
J.
Tal vez tú seas el bebé.
ResponderEliminarUn sueño muy inquietante.
Un beso.