Oración en una melodía encadenada.

 

 Desapareces y andas en danza por los corazones; siempre estás cuando alzas tu voz. Al parecer eres invisible la mayor parte del tiempo y también eres ciudadano del mundo. De un golpe nos pones en movimiento de las formas más diferentes tal como si fuera un huracán en nuestra acción o al escribir un poema de la forma más pacífica. No sé tu nombre o si eres un Ángel que me conduce muchas veces por el laberinto del pensamiento. Te he visto en otros rostros que tienen una misma mirada poseída e imparable y te he visto apagado, cansado o desentendiéndote en ese momento cuando me miro al espejo y ese ser soy yo. Sin embargo, me despiertas muchas mañanas con el canto de tu inspiración y me haces sonreir... Los elegidos siempre caminan contigo en esa profundidad donde el poeta canta al haberte conocido. Ardua es la tarea de quien te busca porque una vez te hiciste presente y a partir de entonces, busca una piedra remota que se lanzó con una honda lo más lejos posible y allí, en lo más lejano del pensar, estás Tú siempre cercano al encontrarte...