jueves, 3 de octubre de 2024

Viaje obligado por venir del azar





 El río de la vida nos lleva. En su viaje nos da a conocer miles de escenarios. Habrá momentos fértiles y momentos de sequías, momentos claros y otros oscuros para comprender. Una vez que comenzamos nada nos detiene. Vinimos de un manantial al nacer para morir en el mar si no nos perdemos por el camino y desembocamos antes en sitios insospechados. Sus aguas son cristalinas al principio como la inocencia de un niño; puras donde el brillo del sol se refleja pero con el paso de su corriente, nos vamos tiñendo de sustancias que como una piedra preciosa, deja de ser transparente para cubrirnos muchas veces de impurezas hasta cambiarnos el aspecto...

Desde que nacemos soñamos con el futuro o el pasado. A veces el presente nos da placer si se sabe aprovechar pero, los recuerdos y las vivencias no marcan muchas veces el corazón quizá hasta minarnos la existencia. Este río es imparable. A veces longevo otras de corta vida, nos enseña que nada lo detiene cuando al final de la travesía, ya cansados, nos abrimos extendiendo nuestra alma allá donde el horizonte se vuelve rojo sangre y otras almas como la nuestra, descansarán por fin como caricia de una brisa de primavera.


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