Hace unos días, una cofradía de Málaga indultaba a un preso por ser Semana Santa. Siempre he pensado que en la cárcel no están todos los que son, ni son todos los que están. La mala fortuna de errar con la sociedad nos puede acarrear el resultado de ir directamente al presidio y quizás ese presunto culpable, pague algo que no se merece.
Dentro de lo que se considera normal, todos sabemos de nuestra parte positiva y de la parte negativa y no me gustaría que me pusieran a prueba en un momento determinado de una causa determinada. Presuntamente todo lo que se condena a presidio tiene el resultado indudable de haber faltado con creces contra alguien o algo así pues, siento que la vida cotidiana es la prueba de tomar el pulso a la sociedad. Tenemos conocimiento de personas impresentables y de personas ejemplares; de gente que por sus actos las valoramos a rajatabla para bien o para mal y como dice el dicho: " Toma fama y echate a dormir o a tener pesadillas" pero...¿Qué balance de bondad o de maldad nos adjudicamos con todo aquello que forma parte de nuestra persona o con nuestro criterio del bien y del mal?. La frontera de lo correcto y de lo inadmisible, tiene con frecuencia la delgadez de un papel de fumar y cometer una falta que no hiera a nadie, solo a nuestra conciencia, es motivo para pensar que algo nos falla.
Las cárceles están repletas de gente y entre ellas, alguien que no se merece estar allí. Sin embargo, en esta balanza del bien y del mal, cada uno tiene su peso en lo que se considera justo pues de todo eso, al final, sólo Diós tiene la palabra...
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