Hace algunos años estuve cogiendo aceitunas con un indio Venezolano. Se subía a los chuecos del olivo como un equilibrista al trapecio y a pesar de tener edad avanzada, parecía un chiquillo. Tenía 40 hermanos porque su padre se lo podía permitir por ser jefe de no se bién que tribu y tenía una abuela que practicaba sortilegios. La cosa es que el destino nos lleva lejos de lo que más queremos y el llegó a españa con la ilusión de encontrar salida a su profesión: ser artista. Vivía en la miseria porque alguien le robó todo lo que tenía en algún camino y tuvo que buscarse la vida en la recolección de la aceituna. Desde que nos conocimos sabía de mi afición por la música y constantemente me cantaba la letra de esta canción y me contaba las miserias de la gente más pobre; de como vivía parte de su pueblo en la nada. Su nombre original no estaba registrado en ninguna parte así que en los papeles se llamaba Johnny porque el suyo era demasiado complicado para escribirlo.
Hace unos días estuve viendo una pelicula que trataba de las miserias de la gente en Hispano-América y de los niños soldados. El país no lo quiero nombrar y en ella queda expesada de la forma más cruda toda esa necesidad de la gente. En una escena, alguien barre en disparos una chabola y un protagonista tumbado en el suelo protesta cantando esta canción con el valor de estar prohibida. Conocer de cerca el sufrimiento de la gente para sentirlo y hacerlo nuestro debería de ser tan obligatorio como la educación. Con frecuencia pienso que estos momentos de crisis son debidos al consumo excesivo de vivir tan bién con comodidades que han estado al alcance de la mano y la vida de muchos jóvenes pasa de lo que podrían ser personas válidas para todo,en gente sin peso alguno porque no fueron educados de la forma más correcta.
Que triste, se oye la lluvia
en los techos de cartón
que triste vive mi gente
en las casas de cartón.
Viene bajando el obrero
casi arrastrando los pasos
por el peso del sufrir.
Mira que es mucho el sufrir
mira que pesa el sufrir.
Arriba, deja la mujer preñada
abajo está la ciudad
y se pierde en su maraña
es su vida sin mañana
(recitado)
"Ahí cae la lluvia,
viene, viene el sufrimiento
pero si la lluvia pasa,
¿Cuando pasa el sufrimiento?
¿Cuando viene la esperanza?"
Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices
Y, por eso:
Que tristes viven los niños
en las casas de cartón
que alegres viven los perros
casa del explotador.
Usted no me lo va a creer
pero hay escuelas de perros
y les dan educación;
pá que no muerdan los diarios
pero el patrón,
hace años, muchos años
que está mordiendo al obrero
oh, oh, uhum, uhum.
Que triste se oye la lluvia
en las casas de cartón
que lejos pasa la esperanza
en los techos de cartón.
Alí primera.
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