sábado, 15 de noviembre de 2014
Irma La Dulce
Odiaba pasar por aquella esquina. Los días fríos de invierno estaba aún más maldecida. La fragilidad de su corazón y los desengaños; de la maldad sentida con los palos que le dió la vida...Detestaba aquella esquina llena de pudredumbre donde meaban los perros y las protitutas se paseaban ajenas al frío o al calor...Detestaba encontrarla con mirada airada; desafiante por seguirla amando a pesar de los engaños...
El era apocado, solitario, de corazón vacío de soledad y muy incrédulo. Ella era la prostituta más deseada y según los amigos, la más ardiente. Tenía magia en el sexo y...cobraba a plazos según el cliente...Cobrar a plazos, jejeje pero, si eso no lo hace ninguna prostituta...pero ella lo hacía y tenias colas de solitarios que se corrían en menos de un minuto...
Ella se volcaba en palabras llenas de veneno y el las escuchaba embelesado. Le daba vida esa forma de enredar sentimientos con el placer de no sentirse solo. Se la follaba por 15 euros los diez minutos y poco a poco, se fué enganchando al amor más aislado del mundo entero menos de ella.
El dinero menguaba la cuenta corriente cada vez que se abría de piernas. El pensamiento se perdía con todo lo que decía y hasta lloraba para sacarla de la mala vida. Los celos crecían con el odio a todos sus clientes y su mundo consistía en tenerla para siempre; en pagarle hasta el último centimo con tal de quitarle a esos babosos de encima...
Un análisis de sangre le dijo que tenía el virus HIV y fué a decirselo a ella con confidencialidad. Ella reía a carcajadas porque estaba borracha y llena de cocaína pero, como algo inexplicable se echó a llorar como una niña. Los ojos le brillaban en la oscuridad y se abrazó a el pidiéndole perdón, que ella no era así, que era el destino cruel...que estaba sola.
-Ayúdame por favor, te lo ruego, sácame de esta basura...yo te quiero a tí
- Haré lo que pueda. Vente a mi casa. No desconfíes. Pasaras la noche tranquila. Mañana Dios dirá...
Aquella noche le robó hasta el último céntimo. Y la volvió a encontrar haciendo la calle como si tal cosa...
Irma La Dulce.
Así se llamaba. Era su película favorita.
Creo que sólo en "Pretty Woman" se daría un cambio tal jejeje
ResponderEliminarSabes? He pensado, al iniciar a leerte, en lo de las esquinas maldecidas, y he recordado una en particular que me cazaba con la mirada no más pasar cerca.
Creo que ya hicimos las pases. Creo que ya no está tan maldita o... al menos se aburrió de ponerme el ojo....
Algún día, para aquel apocado y solitario, podría ser así... quién sabe... quizá....
jajajaja
ResponderEliminarGracias Nicky. Es curioso lo que hice ayer por la noche: Escribir un relato de una prostituta y acto seguido, un cuento casi infantil...
Espero tu nueva entrada.