sábado, 15 de noviembre de 2014
La pluma y la golondrina
Érase una vez, una pluma que volaba con el viento. Buscaba a su dueña, una golondrina que amaba el mar. Se sentía sola, tan sola, que no quiso la tierra tocar pues su dueña siempre volaba como lo hacían las gaviotas del mar...En su vuelo conoció a más aves perdidas también, todas ellas con sus plumas llenas de vida mas, no conocían a aquella golondrina de pluma del ala perdida.
En remolinos de viento, tormentas y vientos de otros contimentes, aquella pluma lloraba. Fué a parar a Marruecos, Argelia y demás países del África de donde viajan sus antepasados y su dueña en épocas frías pero, no había nadie. Se paseó por España de arriba abajo mas, aquella golondrina sin pluma ya no estaba en ninguna parte...
¿Qué haré sola en este mundo? lloraba la pluma de golondrina cansada de tanto volar sin dueña qué encontrar...
Un día, cansada de tanto buscar y volar, vió un barquito velero justo al borde del mar. Quiso descansar. El pescador era hombre rudo por cosas poco delicadas de la vida y en una jaula, tenía unas migas de pan. La pluma tuvo memoria de su cautiverio y se posó en el hombro del pescador y este le dijo...:
- Vienes de lejos. Cansada de tanto buscar a tu dueña y por error del hombre. Aquí, en esta tierra, todo ha cambiado por culpa del cambio climático. Una vez tu dueña alzó su vuelo a cambio de mi jaula pero, perdió su nacimiento y ella misma se perdió. Tú la buscas como yo lloro su ausencia pues, al amanecer me cantaba su canción y mi ánimo se alzaba...Vete lejos de aquí, con el viento de poniente y dile a Dios que remedie al hombre pues, todo está en cambio. Sube alto, más alto que los aviones pierdete con tu soledad y reza por estar lejos del hombre...
La pluma alzó el vuelo y en su vuelo conoció a Dios y con Dios, estaba su dueña cantando la canción del amanecer donde cada día de cada año, la esperanza vuelve a nacer...
Joder, Buscador... no me esperaba eso. Al principio, pensaba e imaginaba a la pobre plumita y me sentía identificada, por lo de ir solita al viento y triste y buscando. Pero luego de la mezcla de la rudeza del pescador cn la fragilidad de la vida que tanto hemos puesto en riesgo en nuestro planeta, se me han erizado los vellos...
ResponderEliminarNo sé si decir pobre avecilla, pobre plumita o... pobre de nosotros...
Estoy armando un post para más tarde, algo sobre la naturaleza y, tus palabras, las he relacionado muchísimo con algo que pondré ahí.
Triste realidad nuestra, y parece que ni cuenta nos diéramos....
Reflexionar hacia dónde vamos..... miedo me da.
ResponderEliminarUn triste cuento para pensar.
un abrazo
Gracias Buscador, me ha encantado que te inspirarás, lo he leído, allí y aquí, muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por los tres comentarios. Este relato es de esas veces en que el sentimiento se hace grande y la mano, se mueve dirigida por el corazón.
ResponderEliminarMe lancé a escribirlo y le di la forma donde segundos antes no sabía por dón de encauzarlo.