El Dios del sueño te despierta con un beso como cada amanecer. Te besa en los labios, revuelve aun más tu pelo porque estas mas guapa y en tu piel, entra la luz blanca del día; profanando tu cuerpo desnudo, besando cada poro de tu piel...despiertas como una niña que se despereza en deseos que pueblan por tu cabeza; como el volcán que está a punto de explotar en la espera...

Te levantas con la luz del día y lo primero que ves, es tu cuerpo desnudo que lo recorres con la mirada y con la mirada observas tu mirar...Te paseas por tu cuello desnudo, por tus pechos, por tus brazos, por tus labios y bajas al ombligo que es como un hoyuelo perfecto en la mejilla de tu vientre donde quizás algún beso se posó...

Te arreglas y te pintas los ojos exaltando tu mirada. Te pintas los labios y dejas un beso en el espejo. Tus pechos se cubren ocultado lo erótico y el secreto, cuidado, encierra la magia de un explorador...un rubor recorre tu cuerpo de arriba abajo. Estas bella en un día recién nacido y con el móvil, te haces una foto con piel de color de rosa.

Tu cabeza no deja de imaginar, de sentir. Sola y en silencio te tomas un café mientras la mirada se pierde por la ventana de la cocina y cuando menos lo esperas, suena el teléfono. Sonríes y antes de contestar, este relato de acaba porque a partir de entonces, comienza tu intimidad con EL...