Ella sabía que llegaría y no tenía prisa. Cada paso de su pensar, cada hecho con la realidad y a la vez, sentirse segura a cada momento...todo en ella era serenidad. No había nada que la perturbara y la espera podía ser larga. Sin embargo, vivía cada momento por ser suyo y de nadie más; plena de flores en su sentir, la magia de vivir era un hecho. Lo esperaría ni paciente ni impaciente; viviendo su vida por ser lo mas preciado que tenía...Nada había que la asustara, nada que la preocupara y la nada, se hizo amiga suya...
Precioso texto. La serenidad no se gana en una rifa, ni se compra en una tienda, casi siempre es fruto de la vida y la paciencia.
ResponderEliminarBello canto ala mujer que sabe esperar, que vive mientras tanto. Un abrazo y feliz noche dominical
Un escrito muy profundo me gusto mucho pq la nada es el todo ..
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Es lo mejor la serenidad y el no esperar nada de nadie ase libre y tranquiliza hermoso relato. Un abrazo feliz semana.
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