Tengo un pájaro que anida en mi corazón cada Navidad. Me canta desde lo profundo villancicos de mi vida con recuerdos que asaltan...La sensibilidad siempre va de puntillas por la vida. Estas fechas son mágicas. Pienso mucho sobre esos detalles donde el corazón se ensancha con nobleza y el canto de mi pájaro, me llama. Sólo me apetece estar solo. El sentido de la Navidad es una confesión para con nuestro corazón. Personas de diferentes lugares del mundo ya son parte de mi sin conocerlas en persona. Me pregunto sobre la riqueza del corazón y todo converge en el canto de mi pájaro que con su misterio, a todos nos canta la misma canción. Dios es sabio y todopoderoso; su enormidad muchas veces es misteriosa y hasta nos puede asaltar el miedo a lo desconocido. La verdad es inamovible y nosotros tropezamos buscándola por caminos tortuosos muchas veces cuando todo parece ser que tiene una respuesta sencilla. Este pájaro puñetero no me deja en paz. Su canto es puro como el agua de una fuente y hoy, en el detalle de un amigo, ya sé el nombre de su especie pues es secillamente: AMOR. La palabra Amor es amplia, clara y pura pues quién se entrega a ella, conocerá la extensión inabarcable de de la sabiduría y lo que es el corazón humano con sus maravillas...
Para Antonio Casas.
Un maestro de escuela que puso su pasión en enseñar incansable y, compañero de pesca. Tiene 80 años y corre mas que yo. Su vida es la pasión de vivir el día a día y siempre dispuesto a enseñar. Nunca conocí a nadie con esa energía.